José María Iñigo cree que el nivel de calidad de la televisión "irá a peor todavía" porque "la masa quiere sangre"
El periodista José María Íñigo aseguró hoy que el nivel de calidad de la televisión "irá a peor todavía", porque "la masa quiere sangre" y "cuando la masa se acostumbra a lo malo al final hay que darle lo peor", dijo. A su juicio, no hacerlo así significa perder "la batalla de la audiencia"; una batalla en la que "no tendría que estar" la televisión pública, aunque también está entrando en la misma, dijo. Íñigo señaló en este sentido, en una rueda de prensa previa a la conferencia que pronunciará a las ocho de esta tarde en Torrelavega sobre "Telepredicadores, telebasura y teletodo", dentro de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria, que "más audiencia significa menos calidad", porque "la calidad no vende" y es "un fracaso" en televisión. En su opinión, la televisión que se hacía "antes" era "infinitamente mejor" a la actual, debido a que "no se vivía con la espada de Damocles de las audiencias", mientras que ahora "en tres semanas se eliminan programas que no funcionan y te quedas en la calle". "Por eso uno tiene que hacer cosas que no haría en condiciones normales y las hace por supervivencia", apuntó. Una situación de la que según el periodista "no hay que echar la culpa" sólo a la televisiones comerciales, sino también a la televisión pública, tanto a las autonómicas como a las nacionales. "La televisión pública es la que debería cambiar los hábitos del bespectador haciendo programas serios, entretenidos y divertidos, aunque también a sus responsables los políticos les exigen audiencia", recalcó. Consideró no obstante que el espectador español "debe aprender a seleccionar y a ver lo que le gusta". "El mando a distancia somos nosotros, pero hay una resistencia terrible del espectador a apagar la televisión", señaló. Ello se explicaría, según dijo, porque "todavía estamos entusiasmados o ensimismados con el invento de la televisión", cuando hoy en día habría que verla como "un electrodoméstico más; igual que un frigorífico o un microondas. Sirve para eso y no debe servir para más", añadió. Como ejemplos de 'telebasura' citó los llamados programas 'del corazón' "que dan importancia a gentecilla sin ninguna importancia, como las yolas berrocales o las nurias, mientras que otros que se juegan la vida, su tiempo y su talento no tienen ni un minuto de televisión". El periodista señaló asimismo que el calificativo de "caja tonta o lista" que se da a la televisión depende en cualquier caso de lo que ofrezca. "No entiendo que los periódicos tengan crítica de televisión y la televisión no critique a los periódicos", que también sacan en sus páginas a personajes del 'mundo rosa', dijo. Ello se debe, según Íñigo, a la "mala prensa" que siempre ha tenido la televisión y a que lo que la ven "se quejen" a su vez de que "no les dan lo que quieren; pues que no la vean", concluyó. Reconoció no obstante que la televisión "manda" sobre el espectador, que al final acaba "acostumbrándose a lo que le dan". Por otro lado, y sobre la cada vez menor presencia de periodistas en televisión, que son suplantados por personajes del mundo del "famoseo", dijo no entender por qué no protestan por ello los periodistas que ya trabajan y aquellos a los que "tanto les cuesta encontrar un trabajo". Precisó no obstante que "la trampa" está en que casi ningún medio de comunicación exige el título para trabajar, lo que convierte a esta carrera en una "pérdida de tiempo y en un engaño" del que deberían dar cuenta las instituciones a las que corresponde.
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