Críticos señalan a Larra como "el mayor paisajista social español" y precusor de la Generación del 98

Mariano José de Larra, considerado por muchos como el padre del periodismo y el ensayismo moderno español, fue "el mayor paisajista de la sociedad y la historia de España" y "sus herederos fueron los escritores de la Generación del 98", según explicó el crítico literario Mauro Armiño en su conferencia 'Larra: Madrid es un cementerio', dentro del ciclo 'Escritores y Paisajes' que se celebra en los cursos de verano de la Univerisdad de Málaga en Ronda (Málaga).

Para el crítico, Larra resumió una época, desde un "espíritu romántico" conservado hasta el final con su suicidio, que fue motivado "más por el desencanto social y político, por el panorama que tenía delante, que por el tópico de lo amoroso". Así lo manifestó el autor cuando escribía "no hay salida, es un desastre, no hay esperanza".

Heredero de la Ilustración y entusiasta de las fuerzas motrices de cambio del país, Larra se mostró como el primer 'noventaiochista', adelantando a esta generación en más de sesenta años, tal y como puntualizó Armiño.

Así, el articulista rescató "con la guía de su pluma llena de sorna y de sarna" el paisaje de la realidad madrileña, "metáfora de España entera" y lo hizo "sintiéndose al margen de todo, sin ataduras con la sociedad, con un sentimiento de frialdad y desconfianza que lo llevaron al distanciamiento".

Para Armiño, la identificación de la capital española con un camposanto tan presente en sus últimos artículos como 'Fígaro en el cementerio' o 'Yo y mi criado: delirio filosófico', fue rescatado por el poeta Dámaso Alonso en su literatura, "aunque responde a una realidad personal, poética y existencialista y no política como en Larra".

Además, el crítico apuntó que Luis Cernuda también tendría fragmentos de su obra "claramente inspirada" en Larra como aquel verso que dice "todo nace muerto, vive muerto y muere muerto". A esta fuente literaria también se acercaron otros grandes autores como Zorrilla o Azorín.