Una muestra se acerca a Nijinsky como dibujante
Nijinsky, el legendario bailarín ruso que revolucionó la escena con su concepción innovadora de la danza, también realizó pinturas y dibujos. Con una sensibilidad que originó no poca incomprensión en su momento, Nijinsky (1889-1950) dejó rastros de su primer ataque de esquizofrenia en su obra plástica, que seguía, como hombre adelantado de su época, la abstraccción y la geometría que alimentaban las vanguardias. Retenido en Budapest por el estallido de la Primera Guerra Mundial, el bailarín aseguraba que sus dibujos retrataban el horror de los ojos de los soldados, el rostro de la guerra. En otros, sus motivos parecían sugerir el ritmo de su danza. Kandinsky influyó sobre su manera de dibujar.
Estos óleos y dibujos se exhiben en la exposición Vaslav Nijinsky: el dios de la danza que pretende repasar a través de 150 objetos la vida del genial bailarín, que sólo bailó durante diez años y concibió cuatro coreografías, pero contribuyó de manera decisiva a cambiar el sentido de la danza. Dio protagonismo al bailarín, hasta entonces soporte de las bailarinas, e introdujo nuevas formas y referentes, innovadores vestuarios y movimientos.
No existe material filmado de su baile y de sus coreografías, señaló la coordinadora de exposiciones de Bancaixa, Sally Redic. Por ello, la exposición repasa la vida de Nijinski a través de fotografías tomadas en sus actuaciones o relacionadas con las personalidades que conoció; de algunos bocetos de coreografías; de objetos personales, como sus zapatillas de ballet, sus trajes de escena o de sus cartas personales.
Para Nijinsky bailar era como respirar, pero el aspecto más novedoso de esta muestra procedente de Los Ángeles es la exhibición de la apenas conocida faceta como artista plástico de un bailarín legendario.
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