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GREC 2002

El Lliure estrena 'L'enfonsament del Titànic', de Enzensberger

La obra analiza el naufragio de las ideologías en el siglo XX

En 1977, el poeta y ensayista Hans Magnus Enzensberger utilizó el hundimiento del Titànic como punto de partida para un poemario que encierra una crónica sobre la crisis de las ideologías. El naufragio de la nave, cuyos supervivientes viajaban en primera clase, le sirvió como metáfora del hundimiento del siglo XX. Realizó una versión teatral, L'enfonsament del Titànic, que hoy se estrena en Barcelona.

L'enfonsament del Titànic, con el que se inauguró la pasada edición del festival de Sitges, llega hoy al Lliure de Gràcia dentro de la programación del Grec. Es una coproducción de ambos festivales y el Gobierno balear, y se presentará en Barcelona hasta el próximo domingo tras haberse exhibido en diversos escenarios de Mallorca. El montaje está interpretado por Caterina Alorda, Xavi Morte, Assun Planas, Philip Rogers (responsable de la traducción de los poemas del alemán) y Oscar Intente. Enzensberger, alineado en posturas próximas al marxismo y el anarquismo, escribió esta obra en Cuba: residió en la isla en la década de 1970, y allí sufrió un gran desencanto al comprobar por sí mismo cómo funcionaba el país. Todos los textos hacen referencia a Berlín y Cuba, pero esta elección, como todo en los poemas de Enzensberger, debe tomarse como un símbolo para hablar de hechos universales a partir de situaciones locales.

En la versión firmada por Rafael Duran, los cuatro personajes centrales de la historia son políticos europeos 'de alto standing'. Ministros, por ejemplo. Y de izquierdas. En este juego de significados más o menos ocultos, todos ellos han perdido un zapato: el izquierdo. El director ha prohibido a los actores que cojeen, y su única alternativa para salvar la diferencia de alturas es caminar de puntillas. La imagen simboliza el fracaso de la izquierda, 'que ha perdido su ideología por el camino y no se ha dado ni cuenta de ello', explica Duran. Reconoce que no fue tarea sencilla convertir los poemas en material teatral. Su labor dramatúrgica ha consistido en ensamblar piezas, 'en cortar y pegar' a partir de todos los versos existentes, pero en ningún caso distorsionarlos o manipularlos. En un primer momento tuvo la tentación de utilizar elementos teatrales externos,pero finalmente comprendió que lo importante 'es la palabra' y rehuyó los artificios. Sus personajes van elegantemente vestidos como mujeres y hombres de hoy. Según el director, se ha conseguido que sus discursos no parezcan formados por versos.

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