El ascenso del número dos y la sombra alargada del delfín
José Luis Olivas accederá de manera accidental a la presidencia de la Generalitat tras una dilatada vida política en la que se ha revelado fundamentalmente como un hombre de partido con una amplia experiencia en la gestión. Un perfil curtido en la batalla política diaria, bien distinto del de Francisco Camps, que se ha formado dentro del partido y que se ha hecho como político a base de ocupar distintas responsabilidades políticas en diferentes administraciones durante periodos de tiempo que rara vez han durado más alla de dos años.
Nacido en Motilla del Palancar el 13 de octubre de 1952, casado y con dos hijos, Olivas arrancó su vida pública como secretario general de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia. Concejal en las primeras elecciones democráticas con UCD, Olivas realizó el tránsito a las filas de Alianza Popular tras la descomposición del partido de Suárez. Como concejal protagonizó una dura oposición a los socialistas hasta convertirse en 1991 en edil de Hacienda y teniente de alcalde de Rita Barberá. El mismo puesto que tras su marcha ocupó Francisco Camps quien, como Olivas, progresivamente distanciado de Barberá, se hizo tan leal a Zaplana que se ha convertido en su delfín.
Tras la victoria electoral de 1995 y su nombramiento como presidente de la Generalitat, Zaplana convirtió a José Luis Olivas en uno de sus puntales de gestión y de control orgánico del partido. Así, Olivas asumió el cargo de consejero de Economía y Hacienda durante la primera legislatura de Zaplana y el puesto de secretario regional del PP.
Como gestor, en el puesto de consejero de Economía, Olivas se estrenó, fiel a su estilo, arremetiendo contra los desalojados dirigentes socialistas, a los que acusó de dejarles un agujero contable superior a los 60.000 millones de pesetas. Con un crecimiento económico histórico, Olivas dio rienda suelta a las políticas de gasto del Consell de Eduardo Zaplana y asumió el control de los principales megaproyectos de la Generalitat (Ciudad de las Ciencias, Castelló Cultural, etc). En esa primera legislatura, Camps también dio el salto al Consell como tercer consejero de Educación, para seguir pronto su preparación en la Administración del Estado.
Tras lograr la mayoría absoluta en esta legislatura, Zaplana ascendió a Olivas a vicepresidente primero del Consell y lo retiró de la línea de fuego de la Consejería de Economía. Ahora le toca llevar el testigo hasta que pueda recogerlo Camps.
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