Una irónica perfección
Teatro lleno, como corresponde a un creador a quien cabe considerar un venerable maestro, uno de los últimos monstruos sagrados del siglo XX. Aplausos entusiastas para una función de extraordinaria belleza e impecable ejecución en la que Peter Brook se enfrentaba una vez más a Shakespeare, a su Hamlet, en una relectura impregnada de ironía y servida con un esteticismo que elimina de la tragedia toda pulsión, toda pasión, toda ferocidad. A cambio, La tragédie d'Hamlet respira una reposada perfección en un mundo pintado con los colores primarios del arte abstracto. Un miró por ejemplo, tal vez un mondrian.
Shakespeare, en cierto modo, parece haber sido aquí liofilizado y empaquetado para su preservación sin que, en el proceso, se hayan perdido las cualidades nutritivas del genio, aunque sí se hayan homogeneizado. Lo que ha hecho Brook ha sido domesticar a Hamlet para hacer que su historia transcurra sobre un gran tapiz rojo con cojines negros. Al fondo, sobre otro tapiz y más cojines, hay una colección de instrumentos exóticos. Los actores son, en su mayoría, africanos, aunque ésta sea probablemente una elección arbitraria o un intento de distanciar la tragedia del espectador europeo, de ponerle delante un espejo en negativo.
La tragédie d'Hamlet
De William Shakespeare. Adaptación y dirección: Peter Brook. Intérpretes: Emile Abossolo-Mbo, Lilo Baur, Rachid Djaïdani, Sotigui Kouyaté, Bruce Myers, William Nadylam, Véronique Sacri, Antonin Stahly. Mercat de les Flors. Barcelona, 28 de junio.
Brook ha reducido la obra al puñado de personajes principales de modo que las escenas se siguen depuradas. Y es en esta depuración donde Brook introduce su ironía esteticista, su mirada traviesa al releer uno de los personajes más complejos, más veces representados de la historia del teatro.
William Nadylam es un Hamlet ligero, casi volátil, centro de un elenco de espléndidos actores entre los que destaca el longuilíneo Sotigui Kouyaté, en la figura casi cómica de Polonio. Emile Abossolo-Mbo (Claudio), Lilo Baur (Gertrudis) y Véronique Sacri (Ofelia) interpretan el resto de los papeles protagonistas.