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Reportaje:

Capaces de todo

240 discapacitados muestran sus habilidades teatrales en Córdoba

Es la hora del ensayo. La compañía entera llena el escenario. Sobre la ropa de faena, los actores llevan pañuelos de flores, pieles de tigre (falsas) y otras prendas decorativas. Suenan músicas impresionantes. Algunos bailan, concentrados, perfectamente acompasados, pierna acá, pierna allá. Otros, un poco más atrás, aguardan su turno. Todos trabajan en equipo; se esfuerzan para transmitir emociones, para convencer al público de la verdad de lo que dicen, para provocar risa, dolor o vergüenza. Y lo consiguen. El que sean discapacitados (psíquicos, sensoriales, físicos) no es ningún obstáculo.

Este grupo en concreto viene de Villanueva de Córdoba, del norte de la provincia. Pero esta sexta Muestra de Teatro, que se ha celebrado en la capital en los últimos tres días, reunió a nueve compañías más; ocho de Promi, la Asociación de Promoción de los Minusválidos, que lo organiza todo, y que tiene centros en Málaga, Jaén y Córdoba, donde atiende a más de 900 personas. Y las otras dos llegaron desde instituciones afines, Aprosub y Aspace. 'El arte se lleva dentro, y su portador puede ser cualquier ser humano, discapacitado o no', dice Piedad Baca, responsable del Área de Cultura de Promi. 'Queremos que la gente lo sepa'.

Al montar los primeros talleres de teatro con discapacitados, relata Piedad, la idea era que se divirtiesen. Pero ellos no se conformaban con eso; 'quieren hacerlo bien, no les importa el tiempo, el sacrificio ni la disciplina, lo que les preocupa es el resultado final, la opinión del espectador'. Teo Mengual, monitor de teatro y director de El rechazo, la obra que pone en escena el grupo de Villanueva de Córdoba, asiente. 'Se trabaja muy profesionalmente con ellos, aunque sean aficionados. Estudiamos la obra, les hacemos entender por qué cada personaje hace lo que hace, por qué se mueve así...'.

El rechazo, que dice Teo que es 'una adaptación de una adaptación de una adaptación', comienza cuando Sandra, muy segura de sí misma, sale y dice al público que ella personalmente está harta de la gente vagabunda que pide limosna. Que se busquen un trabajo, sugiere. Luego, como suele pasar en el teatro, se queda dormida en escena, para que podamos ver lo que sueña. Y sueña la historia de un chico que desprecia a los locos, a los pobres, a los raros, pero que acaba por darse cuenta de que son personas como él, sólo que han tenido peor suerte.

El protagonista, Carlos, habla a la velocidad del rayo. Teo procura pararlo ('no te embales, hombre, más despacio'). El padre de Carlos lo manda a la otra punta del pueblo, a un recado, y le advierte que se cuide de Luis el Charcutero (el nombre, impagable, del malo). Cuando Carlos y Luis se encuentran saltan chispas. Pero luego se comprenden, se dan cuenta de que están en el mismo bando, y terminan diciendo al unísono 'todos somos iguales'. Lo mismo que Sandra, cuando se despierta; lo mismo que el público, ganado para la causa de la integración.

La Europa de los escenarios

La sexta Muestra de Teatro de Promi llega este año coronada por un proyecto internacional llamado Euro-theatre. Ha servido para que una compañía de Bari, al sur de Italia, y otra de Coimbra, en Portugal, visiten Córdoba y participen en una representación colectiva e internacional que reunió anoche a 120 actores discapacitados en el Gran Teatro. La pieza, escrita especialmente para la ocasión, se llama ¿Quién dijo que todo está perdido?, y combina sombras, danza, música e interpretación tradicional para, además de potenciar los recursos expresivos de los actores, ayudar al público en general a apreciar su creatividad. 'Todos hemos trabajado mucho en esta obra', explica Piedad Baca. 'Los tres grupos han ensayado, cada uno por su lado, durante un año entero. Y ahora, en estos tres días en Córdoba, se ha coordinado todo, para darle unidad'.

¿Resulta fácil dirigir a un grupo de personas discapacitadas? Teo Mengual se lo piensa: 'Cuando me contrataron para esto, yo dije que me faltaba experiencia previa y tenía mis dudas, pero se trabaja muy bien con ellos. No los trato como niños, porque no lo son'. Así, a ojo, los miembros de la compañía deben andar por encima de los 30 años. 'Yo intento no engañarles nunca. La clave es la comprensión, la comunicación. Trato de hacerles ver que existen ciertas normas que hay que cumplir. Y al fin y al cabo el teatro es saber escuchar y saber responder. Yo creo que eso les ayuda en su vida diaria, porque aprenden a aguardar su turno, a respetar los tiempos de los demás', añade.

La relación de Teo con los integrantes de su grupo es profunda, y eso que sólo está con ellos desde hace seis meses. 'Llegas a conocerlos mucho, aunque pases poco tiempo con ellos. El primer día que llegué eran 30 desconocidos. Pero son muy espontáneos, te ponen las cosas fáciles, se presentan ellos mismos', comenta. ¿Les suceden las mismas cosas que a los demás actores? 'Bueno, no pasan vergüenza ni son especialmente tímidos. Pero se ponen nerviosos, como todo el mundo, porque quieren expresarse, hacer las cosas y hacerlas bien', explica Teo.

El proyecto Euro-theatre incluye un seminario para poner en común las experiencias teatrales de discapacitados.

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