Una fiesta de toros inválidos
Casi nada de lo preparado para que la corrida del día de San Juan fuera una sucesión de éxitos, cumplió con el guión previo. La plaza no se llenó. Detalle revelador, teniendo en cuenta que se trataba del día grande de la feria y, además, se presentaba el nuevo Manzanares ante sus paisanos: sólo algo más de media entrada en los tendidos. Ése fue el primer fiasco, pero hubo más: la manifiesta invalidez de los toros y novillos que saltaron al ruedo, que dejaron el festejo en una mueca.
Esplá no mató ninguno de los dos toros que había sorteado. Los dos titulares de Buenavista, de una invalidez manifiesta, fueron devueltos. No mejoró la suerte para el alicantino con los dos sobreros de Gavira. El primero bis, que apareció en el ruedo con el pitón izquierdo destrozado, no era menos inválido que el titular. Esplá, tras un tercio de banderillas sobrio, desistió muy pronto en la muleta. El cuarto bis, toro de poca cara y sin remate, fue deslucido, complicado y un gran manso. Se puso a la defensiva en la muleta y la faena quedó resumida en toreo de consumado lidiador. No había para más.
Buenavista / Esplá, Morante, Manzanares
Dos de Gavira, dos de Buenavista y dos de Daniel Ruiz. Desiguales e inválidos. Luis Francisco Esplá: silencio y silencio. Morante de la Puebla: ovación y palmas. José María Manzanares: oreja y oreja. Plaza de Alicante. 24 de junio. Casi tres cuartos.
Para Morante fueron los dos titulares de la corrida, pero tampoco eso fue una suerte para el sevillano. Su primero, noble pero con muy poca fuerza, le dejó hacer una labor de detalles. Faena más superficial que profunda, y tampoco ligada. Se recreó en los remates pero sólo eso. El toreo de verdad fue lo de menos. Al quinto, de escaso trapío y sin fuelle, le hizo una faena de posturas estéticas pero nada más.
El nuevo Manzanares conquistó de primeras a sus paisanos, aunque tampoco tuvo material para demostrar sus verdaderas cualidades. Cuidó mucho al flojo tercero, al que toreó con temple y a media altura. Con el sexto, otro novillo que también flojeó mucho, le montó una faena de reposo, con muletazos sueltos y con empaque. Con todo, dio la impresión que a este nuevo Manzanares le faltaba enemigo delante.
Babelia
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