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Los inmigrantes cumplen su huelga de hambre pese a los problemas de salud

Los encerrados en la Pablo de Olavide deciden no prolongar la medida por consejo médico

A primeras horas de la madrugada, los inmigrantes que llevan 13 días encerrados en el campus de la Universidad Pablo de Olavide dieron por terminada la huelga de hambre que han secundado coincidiendo con la celebración de la cumbre europea. 48 horas de ayuno que han motivado que se agraven los problemas de salud de alguno de los encerrados. Los inmigrantes decidieron no continuar con la huelga de hambre siguiendo el consejo de los médicos.

Algo más de una veintena de los 423 inmigrantes no se sumaron a esta medida de presión después de que los servicios sanitarios que les atienden (Cruz Roja y Médicos del Mundo) les desaconsejasen realizar el ayuno debido a que ya padecían algún tipo de trastorno en su salud. El resto de los encerrados, que por segundo día consecutivo permanecieron dentro de los pabellones cubiertos que ocupan en el campus, aguantaron hasta la medianoche ingiriendo sólo un preparado a base de agua y suero fisiológico.

Ayer al mediodía, tras día y medio de ayuno, los inmigrantes apenas si se atrevían a levantarse de los colchones en los que duermen, porque les flaqueaban las fuerzas. Sólo los fumadores se aventuraban a salir a la puerta del pabellón para echarse un pitillo, porque el interior lo han declarado territorio libre de humos. Según los voluntarios de Cruz Roja que les atienden, el ayuno, junto al calor y la situación que soportan desde hace casi dos semanas, ha provocado que aumenten las enfermedades entre los inmigrantes. Los problemas estomacales, las cefaleas, los mareos y los vómitos son las dolencias más frecuentes.

Los encerrados, que recibieron la visita del coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, siguen sumando apoyos: estudiantes de la Olavide han empapelado el campus con las historias personales de muchos encerrados, medida con la que pretenden 'sensibilizar' al alumnado y al profesorado del problema que viven estas personas, explicaba Soledad Martín, estudiante de Ciencias Ambientales. Además, estos estudiantes están recogiendo firmas de apoyo que entregarán al delegado del Gobierno en Andalucía, José Torres Hurtado.

Negativa a ser trasladados a un hospital

El agravamiento en su estado de salud que en estos dos días han sufrido varios de los encerrados provocó que ayer por la mañana se hiciese necesario solicitar que un médico acudiese al campus de la Pablo de Olavide.

Los voluntarios de Cruz Roja alertaron a un equipo médico de guardia del Servicio Andaluz de Salud (SAS), que se presentó con una ambulancia en la universidad para atender a los casos más graves.

Entre los encerrados que más han visto deteriorado su estado de salud se encuentra la única mujer que desde hace 13 días convive con 422 hombres en el campus. Adriana Kovaci Elena, rumana de 28 años, sufre una infección respiratoria aguda que ha mermado bastante su capacidad física. Ante su precario estado de salud, y en previsión de que se agravase aún más, los médicos del SAS convinieron que lo más oportuno era trasladarla a un hospital.

Adriana, que fue atendida en la unidad móvil, se negó a abandonar el encierro por temor a correr la misma suerte que su compañero de encierro Karim Kabbali, que fue detenido por la policía después de ser atendido de una fractura en el pie en un hospital de la capital.

La misma postura que Adriana Kovaci adoptó su compañero Jaled que, aquejado de una úlcera de estómago, ayer se negaba entre fuertes dolores a abandonar el encierro para recibir mejor atención médica.

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