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Morin alerta de que la política 'del día a día' alimenta a la extrema derecha

El pensador francés ha impartido un seminario sobre ética en Girona

Los partidos políticos dominantes viven inmersos en la voracidad del día a día. Sin objetivos ni expectativas a largo plazo, espectadores de luchas insustanciales, los ciudadanos caen en la angustia de la falta de porvenir. Y sus votos, en la urna de la extrema derecha. Éste es el diagnóstico del reputado pensador francés Edgar Morin, invitado reciente en la Cátedra Ferrater Mora de Pensamiento de la Universidad de Girona, a la hora de explicar el auge de los partidos ultranacionalistas y xenófobos en algunos países de Europa.

Morin asegura que hay que mantenerse 'vigilantes, pero sin alarmarse' ante esta situación, para 'evitar que una crisis económica o de civilización propicie que las fuerzas más peligrosas tomen el poder, como sucedió en Alemania con el partido nazi'. La inmigración, la inseguridad ciudadana y la 'deriva de la identidad' se están convirtiendo, según Morin, en poderosos aliados de la derecha.

El creador del denominado 'pensamiento complejo', un método al que ha consagrado 20 años de estudio y que intenta aunar antropología, sociedad, biología y dimensión imaginaria, criticó la enseñanza compartimentada que ofrece la educación actual.

'El conocimiento no se reduce a la acumulación de datos. Sin las relaciones ni el contexto, las informaciones caen en el vacío', asegura Morin, que reclama que se enseñe a los estudiantes a 'enfrentarse a las incertidumbres'.

El filósofo se declara contrario a la segregación de alumnos por sus capacidades y opina que sólo en clases de 15 o 20 alumnos se puede combatir el 'problema demográfico' de la enseñanza actual.

Edgar Morin, nacido en París en 1921, combatió con la resistencia francesa durante la II Guerra Mundial. Sus avatares bélicos y sus ricas vivencias han sido una fuente inagotable de ejemplos prácticos para sus libros. A menudo afirma: 'Sin algunas de mis experiencias, mi filosofía sería diferente'. Es autor de una gran cantidad de libros y ensayos multidisciplinarios en los que muestra sus conocimientos de filosofía, antropología o sociología. Morin mantiene que el pensamiento no es mecánico ni obedece a leyes universales, sino que funciona con las singularidades y las sorpresas de un organismo vivo.

El seminario que Edgar Morin ofreció en la Universidad de Girona versó sobre el sexto y último apartado de su método de 'pensamiento complejo', centrado en la ética, y que próximamente será publicado con el título de La ética. 'El imperativo de mi ética es saber si cuando queremos hacer el bien lo conseguimos verdaderamente', explica. Según Morin, la historia está llena de ejemplos de acciones cuyos resultados escaparon a la intención de sus autores. 'Algunos comunistas creían que defendían la emancipación y después resultó ser una nueva forma de esclavitud', recordó.

Durante su estancia en Girona, Morin presentó en el cine Truffaut una de sus películas favoritas, Andrei Rublev, de Andréi Tarkovski. Allí se presentó como uno de los primeros intelectuales que reivindicó el valor del cine ante quienes lo consideraban un despreciable entretenimiento de masas.

Morin originó un pequeño conflicto entre los sesudos científicos del prestigioso CNRS parisino cuando les pidió que le pagaran las entradas del cine para sus investigaciones audiovisuales. El centro rechazó sufragarle una actividad 'placentera' y sólo aceptó pagarle los billetes del metro. La anécdota ilustra el viejo empeño de Morin de derribar la barrera entre el arte y la ciencia, entre la poesía y la inteligencia.

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