Ojo al repliegue
Rusia y Alemania. Desde hace muchos años tenemos dos contrastes que se repiten en cada Mundial. Uno es la selección de Rusia, que practica un buen fútbol, está compuesta de excelentes jugadores y legendarios entrenadores, pero nunca alcanza el objetivo de su nivel. La otra es Alemania: pocas veces entusiasma con su juego, saca mucho fruto de sus condiciones y casi siempre llega al final.
Figo. Me resisto a creer que sea el final de una generación de excelentes jugadores. En la madurez, en la frontera de los 30 años, es cuando un jugador consigue el máximo placer de todo lo que rodea al fútbol. Seguramente porque cuando eres joven parece que nunca se va a acabar y cuando rozas esa edad entiendes que debes disfrutar de los últimos años. El Real Madrid se aprovechará aún de un jugador competitivo, vicioso del fútbol y con una buena cabeza.
El partido malo. El Alemania-Paraguay ha sido un partido plano sin un rasgo diferenciador. La misma distribución en el campo, sin una acción distinta, todo rutina, especulación, miedo a perder y ausencia de espectáculo. El peso de la historia favoreció a un equipo cada día más fiel a su estilo. La ausencia de Hamman al lado de un buen Ballack le ha privado de una mejor amistad con el balón. Pero ya está entre los ocho mejores. ¿Seguirá avanzando?
El partido bueno. Inglaterra y Dinamarca se mantienen fieles al 4-4-2 más tradicional. Están como dibujados en el campo. El Manchester se ha basado estos últimos años en los hooligans Butt, Scholes, Keane, Beckham y Giggs. De éstos, tres manejan a Inglaterra con el acompañamiento de dos jugadores que se complementan muy bien, Heskey y Owen. Parece que Inglaterra va a más. Hay que aplaudir a Dinamarca.
Estilos. Dicen que el fútbol se ha universalizado tanto, que la mezcla de estilos se produce en casi todas las Ligas. Y que es difícil conservar las costumbres autóctonas. Argentina, en contra de sus orígenes, buscó el orden muy por encima del talento y le perjudicó. Los mejores momentos de Argentina fueron frente a Inglaterra cuando desesperadamente los jugadores buscaban el empate. Entonces sacó a relucir los recursos de todos los futbolistas sin atenerse mucho al guión que parece que les aturulla.
Irlanda. Los irlandeses tienen fama de primitivos, de poca calidad. Eso sí, de ser ejemplares en la lucha. Con una fuerte presión individual, incansables en el esfuerzo físico, solidarios, y también de ser rivales antipáticos. Sus individualidades más notables son Harthe, Keane y Duff. España es superior, debe limar los defectos detectados por Camacho y potenciar aquellas virtudes que le han llevado a crear las mayores expectativas conocidas desde hace muchos mundiales. Atentos a los pequeños detalles que puedan perjudicar y aunar voluntades para buscar el mejor rendimiento. Es importantísimo el repliegue del equipo, que no se quede: estos partidos no tienen segunda oportunidad, son a vida o muerte. Hay que ser cautos ahí, pero sin perder el buen sentido mostrado para agruparse alrededor del balón.
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