'El placer de escribir no quiero que me lo quite mi memoria política'
María García-Lliberós (Valencia, 1950) acaba de ganar el premio Ateneo de Sevilla con la novela Como ángeles en un burdel, que saldrá a la venta en octubre, tras la buena acogida de Equívocos. Economista y ex directora general de Medios con el gobierno socialista, García-Lliberós dejó la política y empezó a publicar.
Pregunta. ¿Hay una relación de causa-efecto?
Respuesta. Siempre he escrito, pero para mí. Los diarios tiene mucho de función terapéutica. Y cuando dejé la política, que fue un respiro muy agradable, dije: voy a recuperar el tiempo de mi vida. Voy a ver si soy capaz de hacer una novela. Los funcionarios tenemos suerte de tener las tardes libres. Incluso esa ruptura con el trabajo del Ayuntamiento para ponerme a escribir me favorece, parece que cunda más.
'El mito de que Valencia no es literaria me ha estimulado'
P. ¿Por qué eligió una protagonista de 32 años en su novela?
R. Siempre tomamos ideas de la realidad que luego transformamos. Me planteé: si hubiera tenido hijos, cómo verían a nuestra generación. Mis padres nos comentaban la batallitas de la Guerra Civil, y mi generación cuenta las de la lucha antifranquista, y esa generación ha cambiado sus valores morales, con esa ola de consumismo que nos afecta a todos. Se mede el éxito por el dinero que se gana. Esto supone un tremendo cambio en la generación del mayo del 68. A los que siguen en esa onda se les dice que están anclados en el pasado.
P. ¿A qué se debe el título?
R. Lo de Ángeles en un burdel es un metáfora: ¿cómo llegamos a este mundo, que se puede considerar un gran burdel, donde todo tiene un precio? Pues llegamos con la inocencia de los ángeles que no tienen sexo, por lo cual el desconcierto en un burdel puede ser tremendo. Hay también ironía.
P. ¿La novela tiene tintes eróticos?
R. Creo que ocurre en todas mis novelas. Las relaciones afectivas están vinculadas al sexo.
P. ¿Describe la ciudad de Valencia en ella?
R. Más que describir, he novelado la ciudad. He tratado de captar la atmósfera, la sensualidad mediterránea que me ha servido para reconciliarme con mi ciudad. El mito de que Valencia no es literaria me ha estimulado.
P. ¿Cree que hay una especial ebullición literaria en Valencia?
R. Hay un grupo de escritores que están haciendo muchas cosas vinculados con Valencia. Carmen Amoraga, Ángela Vallvey, Susana Fortes... y estoy hablando de mujeres. También están los ya clásicos Eduardo Alonso, Pilar Pedraza, entre otros
P. ¿Y la literatura en valenciano, no la sigue?
R. La sigo poco, la verdad. Me siento más cómoda con el castellano, mi lengua materna. Pero leo cosas, como la última novela de Ferran Torrent.
P. En este libro la visión de Valencia es más política ¿No le atrae utilizar su experiencia en este campo en sus libros?
R. Acabé bastante harta de la política. El placer de escribir no quiero que me lo quite una memoria política que en algunos momentos fue dolorosa y en otros fue feliz. Además, siempre estaría el morbo. Soy de la opinión de que lo que una vez no dije no debería decirlo ahora.
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