Zaplana rema contra el calendario
A diferencia de Aznar, peleado con sindicatos, obispos, nacionalistas, oposición y los conservadores británicos, entre otros; Eduardo Zaplana sólo pelea contra el tiempo, contra un calendario que no encaja con sus ambiciones políticas. En definitiva, está embroncado con el futuro. El presidente de la Generalitat se quiere ir y se quiere ir ya por mucho que sus turiferarios se empeñen en decir lo contrario. Zaplana sufre astenia política autonómica y el único complejo vitamínico que puede sacarle del letargo es su salto a la política española. Un remedio, sin embargo, que puede ocasionarle efectos secundarios. Para evitarlos, el presidente ha pensado en una suerte de máquina del tiempo que le permita ir adelante y atrás, según toque. Adelante para ser ministro de Presidencia (Exteriores pasó a la historia) en la inmediata remodelación que Aznar hará tras el semestre europeo. Atrás si su concurso como candidato al Consell es necesario para salvar los muebles del PP en 2003 si las cosas no van tan bien como se supone. Y en el interín, un cambio de gobierno con presencia del 'banquillo' popular valenciano en Madrid.
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