Una exposición resume en Granada los últimos 20 años de figuración crítica del pintor Eduardo Arroyo
La galería Representación ha elegido las obras del pintor madrileño Eduardo Arroyo, uno de los pincipales representantes del arte pop y de la figuración crítica, para inaugurar su nueva sede en Granada. La galería ha selecionado una veintena larga de obras de este desconcertante creador que resumen todas las obsesiones que ha desarrollado a lo largo de los dos últimos decenios. También están recogidas buena parte de las técnicas que ha utilizado, tales como las obras sobre papel, el collage, acrílico, lija, obra gráfica y la escultura. La exposición permanecerá abierta hasta el próximo siete de julio.
Arroyo ha sido un pintor capaz de convertir en mito una simple anécdota y de dotar de contenido político y crítico, mediante una hábil reinterpretación, mucha de la iconografía del siglo pasado. La conversión de imágenes preexistentes en pìnturas que cobran una nueva significación es quizá la característica que mejor define su obra.
La obra que trae a Granada es muy versátil y corresponde a etapas diferentes. Así, las esculturas La fanciulla del west (que juega con el título de una célebre ópera) o L´africana son de un perido relativamente lejano, 1972, mientras que la litografía Corsé y albaricoques fue creada en 1994. Entre medias, toda una selección de acrílicos sobre lienzo, lijas sobre collage y serigrafía que resumen la trayectoria de este creador que en 1957, tras acabar su estudios de periodismo, se trasladó a París, ciudad donde trabó contacto con los exiliados españoles de la Guerra Civil española.
Esta circunstancia acrecentó su crítica hacia la dictadura franquisya que quedó reflejada en sus primeras obras. Fue en los sesenta cuando Eduardo Arroyo dio a conocer ese estilo particular e irreverente que hizo suyas las líneas del Pop Art, y que quedaría reflejado en series como la de los retratos de los dictadores (Hirlet y Mussolini entre ellos) o la titulada 25 años de paz.
Tal como se deduce de la obra expuesta en Granada, la inquietud de Arroyo no se ha ceñido a la pintura sino que ha tocado otros géneros diferentes en los cuales siempre ha dejado su impronta particular. Así, su afición por el boxeo lo condujo a escribir la biografía novelada del boxeador de color Al Panamá Brown. El deportista panameño, que fue campeón del mundo en la categoría de los pesos gallos, acabó sus días como el personaje de una novela fantástica: su cadáver fue llevado a hombros por un grupo de seguidores borrachos por el puerto de Nueva York.
'Cada obra es un capítulo cuyo título nos narra una escena que, por sabida, no debe ser olvidada ni por susignificado ni por su significante. Un destino que hace a sus inconografías temas muy nuestros', señalan los organizadores de la exposición de Granada con la que la galería Representación culmina una temporada artística y comienza una nueva fase en su trayectoria.
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