Pujol dice que hay que arriesgarse a parecer un traidor por tomar decisiones difíciles
La conferencia no tenía nada que ver con temas de actualidad. Pero el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, asumió ayer la posibilidad de aparecer como un 'traidor' por tener el coraje de tomar decisiones impopulares. Eso fue lo enunciado ayer en La Pedrera por el presidente catalán bajo el título Defensa y elogio de la política; grandeza y miseria de la política.
El salón de actos estaba lleno a rebosar. Las primeras filas las ocupaban consejeros del Gobierno catalán -Francesc Homs, Carme Laura Gil, Irene Rigau, Núria de Gispert, Lluís Franco...- y empresarios -Antoni Brufau, Artur Suqué y Antoni Zabalza, entre otros- . Ante todos ellos un Jordi Pujol, desde su atalaya, a la espera de la jubilación y con ganas de hablar. Pero ayer no dio ninguna fórmula magistral. La conferencia del presidente de la Generalitat fue ecléctica. Porque un político es un poco de todo: mal pagado, vanidoso, con ganas de hacer carrera, pero al tiempo con voluntad de servicio, con principios éticos, patriota y con ilusión. 'Muchas veces incluso el que entra en política para hacer carrera acaba ennobleciéndose' y en ocasiones los que entran por principios se los han de guardar en el bolsillo, porque, como decía Max Weber, hay una moral de la responsabilidad y una moral de la convicción. Pujol recordó en este punto a los políticos que han debido abanderar posturas en contra de la opinión de sus pueblos para encontrar una salida positiva a una situación conflictiva, y citó a Anwar el Sadat, el irlandés Michael Collins y el israelí Isaac Rabin.
El presidente catalán recordó que hace unos años el Vaticano lo invitó a unas jornadas sobre la familia y fue criticado por haber aprobado ocho días antes la ley de las parejas de hecho. Eso fue un ejemplo de cómo las convicciones ceden el paso a la moral de la responsabilidad.
Luego se refirió a los jóvenes que entran en la política sin preparación ni principios éticos y agregó que la política tiene muchas trampas, y 'no vaya a ser el caso de que aprendan antes las cosas malas sin que antes aparezcan las buenas'.
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