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Reportaje:Mundial 2002 | FÚTBOL

'Tolerancia cero'

1.847 millones de euros y 50.000 personas, entre policías y colaboradores, para velar por la seguridad

José Sámano

Unos 500 policías con armas automáticas al hombro, varios coches policiales y tres helicópteros custodiaron a la selección de Estados Unidos a su llegada a Corea del Sur el pasado viernes. Los norteamericanos fueron minuciosamente escoltados hasta su hotel de concentración, en el que días antes ya se habían instalado varios detectores de metales. Desde su primera noche, a la puerta de cada futbolista hay un agente.

Pero lo mismo da que se trate de Estados Unidos que de España, en cuyo convento de Ulsan tampoco se andan con chiquitas. Que le pregunten, si no, al jefe de prensa de la selección, Fernando Garrido, al que cuatro guardianes se le echaron al cuello por el simple hecho de haberse dado una carrerita por el recinto.

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Bajo el lema Tolerancia cero, se ha diseñado, en efecto, un impresionante dispositivo de seguridad. 'Que todo el mundo sepa que aquí, en Japón, se actúa con dureza, sin contemplaciones', ha proclamado Yasuo Niimi, superintendente de la policía japonesa. En total, entre agentes y demás colaboradores, serán 50.000 las personas dedicadas a velar por la tranquilidad general, 30.000 en Corea del Sur y 20.000 en Japón.

La organización ha destinado 1.700 millones de dólares (1.847 millones de euros) al capítulo de seguridad. Tras el 11-S, los japoneses incrementaron su partida en un 25% y elevaron a 7.500 los policías destinados exclusivamente al gran evento deportivo. Su plan es destinar 700 a cada partido.

Durante meses, tanto agentes surcoreanos como japoneses han estado en Europa y Suramérica, de paisano y con cámaras de vídeo al cuello, para explorar cómo actúan sus colegas. Al tiempo, aprovecharon el viaje para suscribir acuerdos con distintos ministerios del Interior y garantizarse la colaboración de los llamados buscadores, agentes en su mayoría británicos y alemanes especializados en la identificación de hooligans. Estos cazaviolentos incluso facilitarán a la policía japonesa las listas de los pasajeros de los vuelos más o menos sospechosos y algunos ya se han trasladado a Japón para controlar los aeropuertos. El domingo ya fue deportado un joven inglés conflictivo que no figuraba entre los más de mil a los que las autoridades del Reino Unido han retenido el pasaporte y ayer le siguieron dos más.

Japoneses y surcoreanos no sólo se han instruido con otras policías. Los responsables del servicio de emergencia de sus ministerios de Sanidad visitaron en diciembre Madrid para estudiar las actividades del Servicio de Emergencia y Rescate Sanitario de la Comunidad y tomaron apuntes sobre las técnicas de traslado en helicóptero.

El temor a los hinchas radicales es casi similar al que se tiene a los terroristas. El Parlamento japonés aprobó en enero, por unanimidad, una ley sobre inmigración que permite negar el acceso al país a quienes hayan sido condenados a penas de menos de un año por actos violentos frente a los 12 meses como mínimo que exigía la legislación anterior. Además, se autorizó al Gobierno a expulsar a los extranjeros detenidos por alterar el orden público o vetar la entrada de aficionados sospechosos. El temor es de tal calibre que la aseguradora Nisshin Fire Marine ofrece una póliza de protección contra los radicales.

Los japoneses han conseguido que intervenga también la embajada británica, que ha lanzado una campaña para que sus ciudadanos aprendan a distinguir al hooligan del hincha convencional. Éste, según los británicos, 'bebe, canta y vocifera, pero no causa daños antes de irse a dormir'. Ingleses y argentinos ya saben que durante su enfrentamiento, el 7 de junio, serán arrestados todos los alborotadores y trasladados en un ferry especial hasta un centro habilitado para la ocasión en Tokio. Por si acaso, Amnistía Internacional ha solicitado a las autoridades que eviten los malos tratos en los centros de retención, habituales, en su opinión, contra los extranjeros.

Pero no sólo en Sapporo se han preparado a conciencia. En Oita, por ejemplo, la policía dispondrá de los net gun, unos fusiles que lanzan una red de nailón con gran efectividad a cinco metros. Cada disparo cuesta 162 euros. En Shizuoka, en el centro del país, 200 policías se han entrenado en un estadio con 50.000 espectadores en el que vándalos arrojaban sillas y bicicletas. La respuesta de los agentes, según las autoridades, fue eficaz al paliar los disturbios con cañones de agua.

En Yokohama, sede de la final, un millar de policías se enfrentaron durante tres horas con agua y gases lacrimógenos a unos supuestos alborotadores. Los agentes, subidos en camiones blindados, se midieron con 150 exaltados montados en bicicleta a los que pedían calma en seis idiomas a través de una pantalla luminosa. Antes de cargar con botes de humo y bombas ensordecedoras, se cambió el letrero: 'Los arrestos empezarán ya'. También se desactivaron bombas bacteriológicas y biológicas.

Además de reforzar la seguridad en las 34 centrales nucleares, con 53 reactores atómicos y situadas en 16 de las 49 provincias japonesas, en los aviones, tanto en vuelos nacionales como internacionales, habrá un comisario infiltrado para hacer frente a posibles secuestros. Los policías tendrán a su disposición 18.000 sprays del tamaño de un bolígrafo con compuestos químicos lacrimógenos.

Militares surcoreanos ensayan su respuesta a un posible atentado terrorista en Seúl.
Militares surcoreanos ensayan su respuesta a un posible atentado terrorista en Seúl.REUTERS

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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