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La Diputación de Almería enseña a los actores a moverse ante una cámara

La cuarta pared ha muerto o, al menos, la formación de un actor comienza a hacer aguas si sólo 'controla' esa supuesta dimensión oscura que, imaginariamente, cierra el escenario de un teatro. ¿Qué pasa cuándo no existe? ¿Qué sucede cuando en vez de sentirse observado por una multitud anónima el actor se sabe escrutado por un tubo redondo que graba sus movimientos milimétricamente? El curso El actor ante el objetivo, organizado por la Diputación de Almería con motivo del Festival Internacional Almería en corto, ha querido ofrecer a la cantera de actores almerienses iniciados en el mundo de la farándula o en proceso de aprendizaje unas horas prácticas para salvar los problemas y dificultades más usuales ante la cámara.

La directora y guionista Dunia Yaso es la encargada de transmitir las reglas de oro básicas: 'Lo del actor al servicio de la técnica se ve mucho en el cine actual y en el de ciencia ficción. Ya casi todo es pura técnica y parece que los sentimientos han pasado a un segundo plano. Pero siempre habrá un tipo de actores y directores que apuesten por un cine emotivo y personal frente al de las superproducciones'.

Alumnos como Eloísa, Antonio, Belén o David, entre una veintena, han trabajado escenas y personajes durante dos tardes para estudiar meticulosamente su resultado en el monitor de televisión. Entre las muchas secuencias grabadas la directora repasó una escena en la que Belén se pone de parto ante una multitud atónita, mientras su pareja pide ayuda y un teléfono. Los primeros 'vicios' salen a flote entre quienes no llevan el peso de la acción y sólo miran. 'El no hacer nada es ya importante. A veces es preferible no hacer nada, por estar mejor, que intentar hacer muchas cosas. Mientras estás en plano tienes que estar en todo momento concentrado, aunque sólo se te vean los pies', increpa el realizador Juan Flahn a quienes bajaron la guardia ante el objetivo. 'No debéis olvidar que, después de que te expliquen el plano, uno tiene que olvidarse de la cámara. Victoria Abril lo hace con una naturalidad pasmosa. Es como conducir. A veces tienes que saltar un travelling pero no puedes estar pendiente de ello', remata Yaso.

Otra escena en la que el diálogo se omite y la interpretación recae en los gestos complica aún más el ejercicio entre tres actores. Sólo dos discuten y se amenazan mutuamente cuidando de no despertar al que duerme. Después de grabar la escena varias veces las precisiones son inevitables: 'Muchos os habéis olvidado de que teníais a vuestro lado alguien a quien no debías despertar. Habéis echado el resto en bordar el papel y en gesticular pero no habéis tenido en cuenta esto. Hay que estar siempre metidos en situación', corrigen los profesores.

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