Cascioli, un pianista atípico
La curiosidad musical del joven pianista italiano Gianluca Cascioli (Turín, 1979) no acepta límites. Además de cultivar como solista un amplio repertorio, en el que conviven con pasmosa naturalidad autores de épocas y estéticas tan diversas como Bach, Beethoven, Schumann, Webern, Ligeti y Boulez, su incipiente carrera como director de orquesta y su condición de compositor reafirman una personalidad musical fuera de serie y ajena a los dictados de la moda. Regresa al Auditorio Nacional de Madrid el 21 de mayo para actuar junto al prestigioso Cuarteto Alban Berg en el VII Ciclo de Grandes Intérpretes, organizado por la Fundación Scherzo, con un programa, esencialmente consagrado a Robert Schumann.
Cascioli tocará los Estudios sinfónicos para piano, opus 13 y el soberbio Quinteto para piano y cuerdas en mi bemol mayor, opus 64. El Cuarteto Alban Berg, una de las más perfectas formaciones camerísticas del mundo, tocará además el Cuarteto de cuerdas, número 3, también de Schumann, y la deliciosa Serenata Italiana de Hugo Wolf. 'He descubierto la verdadera personalidad de Schumann a través de las interpretaciones que nos han dejado los pianistas que fueron alumnos de Clara Schumann y sus discípulos', comenta Cascioli declarándose apasionado defensor de las grabaciones históricas.
Estudiando tratados, libros y correspondencia de la época, Cascioli asegura haber redescubierto con humildad la esencia de Schumann libre de deformaciones divistas. 'Durante mucho tiempo no incluía música de compositores románticos en mis recitales porque no los comprendía y no me parecía justo ejecutarlos. Tampoco me satisfacían las modernas interpretaciones de pianistas vivos. Pero estudiando las interpretaciones históricas de Adelina Lara, Ilona Eibenschutz y Fanny Davies, que son para mí los verdaderos apóstoles de la música de Schumann, descubrí que la forma más fiable para tocar su música es seguir con humildad el estilo y la herencia interpretativa de la mujer de Schumann, una fantástica pianista y compositora'.
Cascioli explica que, al to
mar como modelo la interpretación de pianistas que tuvieron contacto directo con discípulos de Clara, las diferencias con las modernas versiones que se escuchan en los auditorios son abismales. 'Su aproximación al mundo sonoro de Schumann es muy distinta a la nuestra, las diferencias son abismales en el sonido, el ritmo y el fraseo. No se trata sólo de versiones más lentas y menos exhibicionistas, lo revelador es descubrir un concepto diferente y riguroso en el que no hay ni rastro de sentimentalismo. Lo considero un modelo mucho más fiable que el de los grandes pianistas vivos o relativamente recientes', asegura.
El joven pianista italiano saltó a la escena concertística internacional con 15 años tras ganar en 1994 el Concurso Umberto Michele de Milán, el certamen más próximo a la música de nuestro tiempo que existe en el mundo, que cuenta con el decisivo apoyo de Maurizio Pollini, su principal organizador, y Luciano Berio, presidente del jurado. Siete años después de ganar el prestigioso concurso italiano, Cascioli, que ha actuado ya con algunas de las mejores orquestas y directores del mundo, planifica su carrera con aplomo y seriedad en un camino que evita cuidadosamente la etiqueta de especialista en la música del siglo XX que acompañó su lanzamiento internacional. 'No se puede vivir permanentemente ligado a la música del pasado, y encuentro ridículo que buena parte del público y de los programadores den la espalda a la música de nuestro tiempo, que es la que garantizará el futuro, pero no acepto etiquetas porque no me considero especialista en nada', dice.
A sus 22 años, ha dado ya sus primeros pasos en la dirección de orquesta, debutó dirigiendo a la Deutsche Kammerorchester de Frankfurt con un programa dedicado a Mozart y Schubert, y en noviembre de 2000, durante su última gira por Japón, Cascioli estrenó sus Variaciones para piano revelando sus inquietudes como compositor, con un incipiente catálogo de obras que incluye una primera Sonata para violín y piano, estrenada el mes de abril en Falconara en un recital junto al violinista Stefano Mollo, un cuarteto de cuerda y una primera sinfonía que estrenará en 2003 en Italia. 'Lo que busco como compositor es expresar lo que siento con máxima libertad, sin renunciar a los avances de la vanguardia pero superando sus barreras comunicativas'.
Le encantaría dirigir obras de Edgar Varese, sueña con montar un programa con la 'apasionante, bella y dificilísima' música de Franz Zappa y, tras su experiencia con el sello Deutsche Grammophon, con el que finalizó su contrato hace unos meses, no descarta aprovechar las nuevas tecnologías para distribuir sus grabaciones a través de Internet. 'Cada vez es más difícil controlar tu propia carrera porque las multinacionales del disco clásico sólo quieren grabar el repertorio popular. Hay que buscar nuevas formas para llegar al público y creo que el futuro pasa por una utilización inteligente de los recursos que brinda Internet'.
Además de sus notables recursos técnicos, lo más singular en el arte de Cascioli es su intuición musical, la originalidad de sus ideas y la valentía con las que las defiende en el escenario. 'Necesitas una buena base técnica para tocar, para poner en práctica tus ideas, pero la madurez no se expresa con los dedos, sino con la cabeza, con el estudio y el análisis exhaustivo de la partitura', comenta. 'La música del pasado no se escribió sólo para buscar la belleza del sonido, hay que buscar el más amplio espectro de comunicación para mostrar al público toda la originalidad, la modernidad y el carácter revolucionario que en su época desconcertó al público'.
Una envidiable experiencia
UNA CARRERA manejada con prudencia y seriedad, huyendo de experimentos comerciales, ha proporcionado a Cascioli una envidiable experiencia en apenas un lustro de actividad concertística en el que ha contado con el apoyo y la confianza de algunas de las más importantes batutas de la actualidad. Myung-Whun Chung, Yuri Temirkanov, Riccardo Muti, Daniele Gatti, el jovencísimo Daniel Harding o el infatigable Mstislav Rostropóvich, con el que tocó el Concierto número 5, de Prokofiev, en su última gira española con la Philharmonia Orchestra, en enero de 2001, son algunos de los directores de primera línea con los que ha trabajado. En su experiencia concertística destaca su intensa colaboración con Claudio Abbado y la Orquesta Filarmónica de Berlín. La relación con Abbado y la mítica formación berlinesa se inició en noviembre de 2000 con una gira por las ciudades más importantes de Japón y continuó el pasado año con la integral de los conciertos de Beethoven que ofrecieron en Roma y Viena. Y en el circuito estadounidense, en el que debutó en 1999 con Roberto Abbado y la St. Paul Chamber Orchestra, Cascioli ha realizado en los últimos dos años actuaciones con las sinfónicas de Boston, San Francisco y Chicago y tiene en su agenda compromisos con la Orquesta de Philadelfia y las sinfónicas de Houston, St. Louis y Pittsburgh. En los últimos meses, Cascioli ha realizado una gira española con recitales en Barcelona, Alicante, Valencia y en el Festival de Canarias.
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