MARLENE DIETRICH, CIUDADANA DE BERLÍN

Fue todo un acto de desagravio, trágicamente tardío, el celebrado ayer en el Ayuntamiento Rojo de Berlín, la capital alemana: diez años después de su muerte y tras décadas de hostilidades por haber tomado partido en contra del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, Marlene Dietrich, actriz y cantante, es, finalmente. ciudadana honoraria de Berlín. El correspondiente documento fue entregado por el alcalde socialdemócrata, Klaus Wowereit, al nieto de este icono del celuloide, Peter Riva, cuyo hermoso documental sobre la vida de su abuela, Marlene Dietrich, su propia canción, se acaba de estrenar en los cines alemanes. Tras ser lanzada al estrellato, a inicios de los años treinta, por Joseph von Sternberg en la película El Ángel Azul, Marlene Dietrich se marchó a Hollywood antes de que los nazis llegaran al poder, en 1933. Berlinesa hasta en su manera de hablar inglés, la actriz asumió la ciudadanía estadounidense en 1939 y, hacia el final de la guerra, acompañó el avance de las tropas aliadas con sus espectáculos. Algunos, demasiados alemanes, nunca se lo perdonaron y así se lo hicieron saber, insultándola y escupiéndola en la calle, en las contadas ocasiones en las que posteriormente regresaría a Alemania. Dietrich, fallecida en 1992 en París, aun así quiso ser enterrada en Berlín, cuyos políticos hasta hace cinco años todavía debatían si era oportuno designar una calle secundaria con su nombre. La actriz no fue 'tratada de una manera digna' por su ciudad, constató ayer el alcalde Klaus Wowereit, quien, sin embargo, también recordó cómo el más famoso de sus predecesores en el Ayuntamiento berlinés, Willy Brandt, que luego llegó a ser canciller de la República Federal de Alemania por el Partido Socialdemócrata, ya en el año 1960 recibió con todos los honores a una mujer que fue bella, andrógina, conmovedora, pero ante todo libre y digna.-