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Entrevista:MIGUEL ÁNGEL DEL ARCO | Editor | Signos

'No es mejor editor el que más publica sino el que más veces dice no a ciertos libros'

Hace 20 años Miguel Ángel del Arco, de 57, juez de profesión, fundó en Granada con Mario Fernández la editorial Comares. Aunque la actividad se centra en los libros jurídicos, hace tiempo, con el escritor Andrés Trapiello, impulsó la colección Veleta, un nombre de referencia en la ediciciones literarias. Comares publica hoy unos 200 títulos anuales y tiene 20 empleados.

Pregunta. ¿Se puede ser editor vocacional?

Respuesta. Desde muy pequeño he tenido manía y locura por los libros. Un día, estando con mi padre, con 12 años, me quedé mirando una librería. Me preguntó si me gustaban los libros y contesté que sí. Entonces me contestó: 'Haz una lista. Yo para libros pido un préstamo'. Los curas me hicieron bibliotecario y entonces tuve accceso a una serie de libros que necesitaban permiso del director. Entonces decidí por mi cuenta y riesgo perder un año de Bachiller y dedicarme a leer. Me leí las cosas más extrañas del mundo, como La Araucana, que eran tres mil octavas reales.

P. Con esa experiencia podía haber salido un lector, pero surgió un editor.

R. Empecé a hacer mi propio periódio en el colegio. Luego estudié Derecho y como profesional empecé a hacer libros para compensar el sueldo que tenía. Las editoriales eran verdaderos centros de poder. Entonces era fundamental publicar un libro para ser profesor de universidad. Noté el sectarismo en las publicaciones. La diagramación era mala y los autores no se enteraban del número de ejemplarees de cada tirada. Fundé Hesperia. mi primera editorial. El primer distribuidor me dio un palo impresionante. Le dí los libros al 60%. A la semana siguiente me pidió más ejemplares y entonces negocié que fuera al 30% y sin exclusividad.

P. Luego vino la segunda experiencia.

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R. Después fundé la segunda. Fue un paso en falso porque aparecieron todos los defectos de las editoriales que había conocido. Acabó en la quiebra.

P. Y por fin Comares.

R. Regresé a Granada y fundé Comares. Yo estaba bastante quemado y procuré buscar a una persona que me complementara en lo que yo era una nulidad: preparar presupuestos, pagos y cobros. Me encontré con Mario Fernández Ayudarte. No teníamos un duro y empecé a buscar libros que se vendieran. Preparamos un libro de formularios, con más de cincuenta. Con lo que ganamos fundamos unos talleres de artes gráficas y el resto de infraestructura.

P. ¿Cómo empezó a editar literatura?

R. Siempre tuve la frustración de editar literatura, pero no tenía preparación ni dinero. Entonces conocí a un personaje determinante, Andrés Trapiello, a través del poeta Rafael Juárez. Trapiello buscaba alguna editorial que aceptara su proyecto literario. Era la colección Veleta. Me llamó la atención que nadie hiciera caso a un proyecto como aquel. Yo le dije que si aceptaba mis condiciones podría editar cuanto quisiera. El me mandaría los originales y yo los publicaría y si algún día había ganancias las repartiríamos. Así ha sido.

P. ¿Cómo supervive una editorial pequeña?

R. Una empresa editorial como Comares es un puro milagro. Los directores de publicaciones están muy limitados. No tienen mucho dinero para invertir en autores y los buenos siempre se irán a las grandes editoriales. Sólo llegarán autores muy limitados. La labor del director es excepcional si además tenemos en cuenta que su sueldo no llega al de un obrero.

P. ¿Se publica en exceso?

R. Sí. No es mejor editor el que más edita sino el que más veces dice no a determinados libros. Editar es quizá uno huida hacia adelante. Yo calculo que en España hay 800 personas que escriben novelas que previamente han sido rechazadas en los grandes premios y luego las envían a las editoriales. Son personas desocupadas que se pasan el día preguntado por su libro en las editoriales, pidiendo explicaciones. Yo creo que una editorial de provincias le puede causar un grave un perjuicio a un autor de auténtica categoría porque su obra pasará desapercibida. No basta con escribir un buen libro y que lo editen. Hace falta un montaje impresionante. y tener acceso a ciertas páginas de determinados periódicos o revistas.

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