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Un presidente sin los respaldos de Madrid y Sevilla

El 30 de septiembre de 2000, el senador Enrique Bellido era elegido presidente del PP de Córdoba en un congreso en el que obtuvo 25 votos más que su oponente, el parlamentario andaluz Salvador Fuentes, que llegaba a ese cónclave respaldado por el aparato nacional y el regional del PP. A pesar de ese apoyo y del de la inmensa mayoría de los cargos públicos, Bellido triunfó al reunir sus votos en toda la provincia, frente a la lista de Fuentes, que basaba su respaldo en la capital.

Durante las semanas previas a ese congreso, Bellido fue disuadido por la dirección nacional y la regional para que abandonara su propósito de hacerse con la presidencia del PP de Córdoba y dejara ese puesto a Fuentes, a lo que el primero se negó. También se negó Bellido a aceptar la alternativa de que fuese la portavoz en la Diputación de Córdoba, María Jesús Botella, cuñada del presidente del Gobierno, José María Aznar, quien dirigiese el PP cordobés como fórmula de consenso.

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Bellido, respaldado por sólo uno de los concejales del PP en el Ayuntamiento de Córdoba, José Ángel Palomares, decidió continuar adelante y ganó el congreso. Desde entonces han sido frecuentes los encontronazos entre la dirección y el grupo perdedor, que pasó a convertirse en sector crítico, y, en concreto, entre Bellido y el portavoz municipal del PP y ex alcalde de Córdoba, Rafael Merino, que será de nuevo el candidato a la alcaldía en las elecciones municipales de 2003.

Bellido ha comentado que quienes se le oponen reúnen los mejores sueldos del partido en Córdoba y que detrás de la protesta figura el miedo de algunos a no volver a aparecer en las candidaturas.

Esta protesta de los críticos se desencadena después de que Bellido enviara a Merino un documento con una propuesta para que ambas partes se repartieran la composición de la lista electoral para los comicios municipales de 2003. Además, sugería retirar las asignaciones complementarias que el partido paga ahora a sus concejales y diputados provinciales como sobresueldo a la nómina pública que ya perciben mensualmente.

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En ese mismo documento, Bellido exigía a Merino que dimitiera como diputado en el Congreso cuando fuese nominado oficialmente candidato a la alcaldía. El órdago de los críticos acentuó la polémica entre los dos sectores, que ahora tendrán ocasión de medir de nuevo sus fuerzas en un nuevo congreso tras la drástica medida de la dirección regional.

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