'¡Se la hemos ganado al Madrid de Zidane!'
Claramunt, líder del Valencia que se impuso en 1971, y Baraja, el motor del actual, hablan con pasión de los dos conjuntos, de sus técnicos, de los rivales y de la selección española
No se conocían personalmente. Rubén Baraja (Valladolid, 1975) no nació a tiempo de disfrutar viendo jugar a Pepe Claramunt (Puçol, Valencia, 1946), pero sí para escuchar historias sobre él: por ejemplo, que fue elegido el mejor jugador español en la historia del Valencia. ¿El mejor extranjero? Kempes, claro. Claramunt tenía 25 años cuando llevó al Valencia de Alfredo di Stéfano al triunfo en la Liga 1970-71. Centrocampista de carácter, goleador y con capacidad de liderazgo, Baraja ha hecho lo propio con el de Rafa Benítez.
Reunidos por este periódico, la conversación de ambos fluye entre anécdotas, recuerdos y teorías. Puro fútbol. Hay química desde el primer momento. Claramunt habla con la libertad y la fuerza con la que jugaba: también por estar alejado del fútbol profesional -dirige la escuela de fútbol de su pueblo-. Baraja, más comedido, escucha respetuoso al maestro, puesto que es uno de los principios en los que cree: el respeto a la tradición. El mismo que le tuvo a Kiko cuando, el día que subió al primer equipo del Atlético, se ataba, tembloroso, los cordones de las botas al lado del delantero al que tanto admiraba.
Baraja: 'Ahora que todos somos atletas, vencen los más fuertes mentalmente. Nosotros lo hemos sido'
Claramunt: 'Este equipo tiene madera. Ha habido futbolistas mejores, pero eran blandos, sin carácter'
Claramunt: 'Di Stéfano practicaba la estrategia. Pero, al final, nos decía: 'Haced lo que os salga de...'
Pregunta. ¿Cómo esperan la celebración del título?
Claramunt. Como es de tan tarde en tarde, esto es el delirio. Cuando nosotros ganamos la Liga del 71 [tras perder en Sarrià ante el Espanyol (1-0), pero beneficiándose del empate (1-1) entre el Atlético y el Barcelona], desde Almenara [pueblo de Castellón, a unos 35 kilómetros de Valencia] hasta aquí tardamos siete horas en autocar. Fue una procesión. Parábamos en todos los pueblos. Dábamos una vuelta y nos íbamos.
Baraja. Ésta será la primera Liga en color del Valencia.
C. Nosotros hacía 23 años que no la ganábamos [desde 1947].
B. ¡Esto no puede ser!
C. Muchos de aquellos jugadores se han quedado a vivir aquí, como Antón, que es andaluz, o Sol, que es vasco, o Jesús Martínez y Valdez, que son argentinos. El capitán de aquel equipo era Paquito, un medio centro muy fino y técnico. Al año siguiente, Di Stéfano ya me puso a mí de capitán.
B. Ahora es Cañizares el capitán. Y está bien así.
P. Ustedes son dos medios centro con muchos goles.
C. Yo fui el máximo goleador en 1974, cuando marqué 14 tantos, empatado con Keita. Pero es que yo marcaba muchos gracias a los penaltis.
B. Yo también me he encargado de los penaltis este año. He marcado uno, ante el Betis, y he fallado otro, ante Osasuna. Los solía tirar en el Atlético B. El pasado los lanzaba Mendieta, que los tiraba de forma impresionante porque esperaba a que se cayera el portero. Era muy difícil pararlos.
C. A mí sólo me pararon un penalti en mis 12 temporadas en el Valencia: Sadurní, el del Barça. Yo lo tiraba seco, con el empeine, y a la derecha del portero. Claro que a veces, si el guardameta me conocía de la selección, como me ocurrió un día con mi amigo Iríbar, se lo cambiaba de lado. Esa semana, había estado entrenándome con la selección y, como jugábamos el domingo frente al Athletic, me fui al campo de fútbol de mi pueblo para ensayarlo por el otro lado. Reina, que era muy ágil, me los tocaba muchas veces, pero como iban fuertes y con el efecto hacia fuera, el balón entraba.
B. Ahora hay estudios y, antes del partido, ya sabemos el lanzador, por dónde lo va a tirar y cómo. Yo creo que hay que elegir el sitio y tirarlo por ahí. El fútbol ha cambiado mucho. Ahora la exigencia es máxima: miércoles-domingo. Siempre a tope.
C. Sí, pero tenéis suerte porque no os obligan a jugar si estáis lesionados, y me alegro. Yo jugué con un dedo del pie roto desde que me lo rompí ante el Elche. Me hicieron jugar y ganamos la Liga. Antes no había controles antidopaje y no sabíamos lo que nos metían. Éramos muy ignorantes.
B. Sí, cuentan historias, sobre todo de selecciones que volaban...
C. Antes, las figuras no cobraban mucho más que los demás. Yo, esa temporada, cobré 300.000 pesetas, que son unos 14 millones de pesetas de ahora. Entré el primer año sin ficha y, al final de la campaña, me dieron 100.000 pesetas después de haber jugado más de 65 partidos y haber ganado la Copa. En mi época los que más cobraban eran Gento, Amancio, Pirri... Y en el Valencia, Waldo.
B. Ahora hay contratos que son una locura. Creo que todo eso se va a equilibrar.
C. A mí me parece bien que los jugadores ganen mucho dinero. Se lo merecen. Mucho más que los intermediarios o los clubes.
B. El que genera todo es el jugador.
C. Yo he sido siempre de pueblo. Vivo a 18 kilómetros de Valencia y ni siquiera tuve nunca un piso en la ciudad. Se me hacía una montaña salir de allí. El Madrid quiso ficharme tres veces y no quise irme. Desde los 14 hasta los 20 años todavía iba a trabajar a la huerta con mis padres, que eran labradores.
B. También es una suerte para los valencianos -Albelda, Palop, Vicente...- tener un equipo muy fuerte en su ciudad.
C. El fútbol ha ido a mejor. Yo os envidio no por lo que cobráis, sino porque tenéis mejores campos. Disfrutáis más que yo. Yo he llegado a jugar en campos, como el del Celta, que era marjales. Ahora Mestalla es una maravilla. En mi época no lo regaban y yo siempre protestaba para que lo regaran. No me hacía caso y el balón pegaba unos botes tremendos.
B. Yo nací en el 75 y no he llegado a verte jugar, pero he leído que estás considerado el mejor jugador español en la historia del Valencia. Mendi está el segundo. Lo ganaste todo con este equipo.
C. Me designaron mejor jugador de la temporada 1970-71, pero el trofeo se perdió en el viaje de Madrid a Valencia. Aunque yo, cuando más disfruté, fue cuando era más joven. Me retiré con 31 años. Yo había pensado que me metería atrás como libre, como había hecho Beckenbauer, contra quien me enfrenté tantas veces.
B. ¡Cómo jugaba Beckenbauer!
C. Desde atrás, veía muy bien el juego.
P. Ahora hay jugadores, como Carboni, que llegan a los 37 años en perfecto estado.
B. Sí, pero es que ésos son unos fenómenos.
C. Yo me fui del Valencia, en la campaña 1977-78 cobrando 2,5 millones de pesetas y rechacé 15 que me ofreció el Castellón. Me dije que no me ponía más unas botas porque el club se portó muy mal conmigo. Ficharon a Bonhoff y el presidente [José Ramos Costa] le dijo al técnico, Marcel Domingo, que no me pusiera más. Me molestaron mucho las formas. Salí muy mal del Valencia. Fíjate cómo me fui que me llamaron para cobrar los dos últimos meses porque yo no quería saber nada.
B. Eso es lo más triste del fútbol. Hoy eres Dios y mañana desapareces del mapa. No es justo. El jugador estaba dejado de la mano de Dios.
P. En todo caso, ustedes se han crecido en los grandes escenarios. El partido de Baraja, en el Bernabéu, fue excelente.
C. Los buenos toreros, para las plazas grandes. A mí me encantaban el Bernabéu, el Camp Nou y el Calderón, donde un día el periódico Marca me puso un 4 [la nota máxima era 3].
B. A mí también me gusta, pero, sobre todo, me ilusiona volver a jugar [como visitante] en el Calderón. Sólo lo hice una vez, con el Valladolid. Ganamos por 0-1.
C. Este Valencia, como el nuestro, tiene madera de campeón. Los jugadores han superado momentos muy difíciles. Aquí, hace unos años, ha habido futbolistas mejores que los de ahora, pero eran blandos, sin carácter.
B. Es que es la única forma, porque el Madrid y el Barça van a ser mejores técnicamente: pueden elegir a los mejores. La historia está ahí por algo. Por eso se ha tardado 31 años. Nosotros tenemos que aportar algo más. Uno tiene que ser duro y por dos fallos no se puede venir abajo.
C. Yo pensaba: '¡Pero qué cojones no vamos a poder ganar al Madrid!' Siempre pensaba que iba a demostrar que era el mejor. Después vi que tenía unos límites y que no llegaría a la altura de Di Stéfano, pero mi intención era ésa.
B. Es que ése es el secreto del Valencia. Todo el mundo corre para el equipo, no para salvarse él.
C. He visto que tú haces lo mismo que hacía yo: cuando ves a un compañero hundido, lo animas. Me gusta esta gente con personalidad. Además, eres trabajador, tienes desplazamiento largo y pegada con las dos piernas... Lo tienes todo para ser un líder. Yo quizá era más habilidoso, con más regate y más rápido, pero tú tienes más llegada y mejor remate de cabeza. A Mestalla le gustan los jugadores como nosotros: con calidad, pero con fuerza.
B. A mí me gusta el fútbol vertical, aunque no tanto como el italiano o el inglés.
P. ¿Cómo han sido sus entrenadores?
C. Di Stéfano era un ganador. No le gustaba perder ni en los partidillos. Pegaba patadas por ganar. Y quería jugadores ganadores.
B. Cúper también era así: ganar, ganar y ganar. En los últimos diez años, salvo el Atlético y el Deportivo, todas las Ligas las han ganado el Madrid y el Barça. El fútbol actual tiene que ser así. Benítez es muy meticuloso. Hay que aprovechar cualquier gesto. El Atlético del 96 ganó la Liga por las faltas de Pantic y Simeone. Benítez da importancia a la estrategia tanto defensiva como ofensivamente.
C. Di Stéfano, que era un mito para nosotros, ya intentaba practicar la estrategia, pero al cuarto partido lo dejaba y nos decía: 'Haced lo que os salga de los cojones'. Porque nos decía al primer palo y... el balón iba al segundo.
P. ¿Por qué no le han dedicado ustedes ningún gol a Benítez?
B. ¡Cómo son los periodistas [enfadado]! Además, no creo que le gusten que le dediquen goles.
C. A mí Di Stéfano me adoraba y siempre quería jugar los partidos de entrenamiento conmigo, pero había veces que nos llevábamos a matar. Eso es normal.
P. Claramunt conquistó la Liga con 25 años. Baraja, con 26. ¿Es la mejor edad para un futbolista?
B. Yo creo que estoy empezando. Para mis adentros, sí pensaba que tenía posibilidades de llegar hasta aquí. Pero, sobre todo, la elección del equipo ha sido muy buena para mí. A cada jugador le llega un momento. A Mendieta le llegó el año pasado.
P. ¿Por qué este año ha tenido más llegada?
B. Estoy con más libertad porque los dos interiores defienden más este año que el pasado, cuando Mendieta bajaba menos.
P. ¿Tan parecido es este Valencia al de 1971?
C. Sí. Abelardo, el portero, fue el menos goleado; la línea defensiva era muy física y muy dura, los laterales, Sol y Antón, subían mucho. En el centro del campo, Paquito venía a recibir; Pellicer, Poli y Sergi eran más agresivos; y Valdez, arriba, era el más desequilibrante. Forment, de punta, fue el máximo goleador, con ocho o nueve tantos.
B. Nos habría gustado que Salva hubiera marcado 20 goles, pero, por nuestra forma de jugar, lo hemos compensado llegando mucho los centrocampistas al área. Ha sido un año con momentos muy difíciles, pero llegó un instante en que, ¡ufff!, vimos posibilidades y nos lanzamos a por el título.
P. ¿Cómo han sido los rivales?
C. Nuestros rivales fueron el Barcelona y el Atlético. Para nosotros fue una decepción no ganar en la última jornada en el campo del Espanyol. Pero desde la 16ª habíamos sido primeros. Aquel Atlético tenía a Luis, Zapatones, que era fenomenal en los tiros libres, pero el mejor era Gárate. ¿En el Barça? Asensi, Rexach, Costa, Rifé, Sadurní...
B. El Depor siempre ha estado agazapado y es un poco de nuestro estilo: con calidad, pero también muy compacto. El Madrid y el Barcelona son una maravilla técnicamente. Cuando pase el tiempo, diremos: '¡Le hemos ganado la Liga al Madrid de Zidane!' Y eso es un orgullo muy grande. Ver en directo a Zidane es una pasada: parece que vaya flotando por el aire. El resto vamos corriendo. De esta Liga también se recordará a Valerón, que ha estado impresionante.
P. ¿Cuáles fueron sus ídolos?
C. Los míos fueron Velázquez, Pelé y Di Stéfano. Me di cuenta de que ahí no podría llegar.
B. El mío fue Schuster. Lo que él ha hecho es muy difícil de repetir. Y ahora, además, está triunfando como entrenador.
P. ¿Qué hay detrás de la gloria?
C. Para mí, el fútbol ha sido un trabajo. Traté de ser el mejor, pero hubo otros mejores.
B. Lo más importante es ser el mejor para el equipo, no para uno mismo. Yo, al menos, no soy nadie sin mis compañeros. Sí hay otros jugadores que pueden destacar por sí solos.
C. Lo peor del fútbol son las lesiones y estar de suplente. Si te lesionas, puedes llegar a perder el equilibrio. A mí lo que me desequilibró fue la forma que tuve de dejar el fútbol.
B. La lesión te machaca o te hace más fuerte. Yo he aprendido a valorar más ahora los buenos momentos. He tratado de ser más fuerte física y mentalmente. Ésta es una de las claves del triunfo: ahora que todos somos atletas, se imponen los que son más fuertes mentalmente. Nosotros lo hemos sido. Después de 38 jornadas, no hay vuelta de hoja. Una Copa se puede ganar por un golpe de genialidad o de suerte, pero una Liga no.
P. ¿Qué es el valencianismo?
B. Con la igualdad que hay, la complicidad del público se hace fundamental. La necesitamos. Quiero que ahora se peguen una gran fiesta. Nos la pegaremos todos. Se la merecen después de estos últimos años. ¡Ya estaba bien de perder! Lo que dice un amigo mío: 'Si aquí perder es la hostia, imagínate lo que será ganar'.
C. El fútbol es ilusión. Pero a nosotros, tras ganar la Liga, a los cuatro partidos ya nos querían matar. A mí me han sacado pañuelos en Mestalla: unas veces por grandes goles y otras por jugar mal. La afición es sensible y fanática.
B. Lo que pasa es que ellos no saben si has dormido bien, si te has peleado con el entrenador... Quieren siempre que des el máximo.
P. Que va a pasar ahora. Baraja, ¿se va a ir usted al Inter?
B. Ahora que uno está aquí como Dios...
C. Yo no aconsejo a nadie que esté más de tres campañas en un club, con independiencia de que lo puedas querer mucho. Pero seguro que te va a venir un bache y dejarás de rendir a un ocho para pasar a un cuatro. Yo, si fuera ahora, sí me iría a otro equipo, y no por eso querría menos al Valencia. Es una manera de renovar la ilusión.
P. Por último, ¿cuál ha sido su experiencia en la selección?
C. Fui 23 veces internacional. La primera vez, a los 22 años, con Domingo Balmanya, y al final estuve con Ladislao Kubala. Mi gran oportunidad perdida fue cuando caímos en la clasificación para Alemania 74 en el desempate ante Yugoslavia. Era mi gran momento.
B. Yo llevo diez. Hacía tiempo que no iba a la selección por la lesión y cuando fui lo hice para demostrar que tenía que ir al Mundial. A Corea y Japón sabemos a lo que vamos: a trabajar y coger poco a poco confianza, porque España nunca ha ganado nada.
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