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Crítica:CRÍTICA | DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El muro de las frustraciones

El trabajo parateatral de la catalana Àngels Margarit, visto anteayer en el Principal, es una buena muestra de que todo lo que ocurre en el estudio no puede ser trasladado a la escena viva; todo experimento de taller no desemboca necesariamente en material coreográfico cristalizado. La selección coréutica, con su contenido autocrítico, es parte fundamental del serio juego de la creación. Al parecer, esta obra habla de las angustias, desórdenes y desasosiegos de la llamada generación 2x.bis, en una estética de línea clara, pantalones chinos y camisetas basic: es la medianía neomoderna con su rodillo globalizador, que lo aplana todo y retoca las circunstancias para quedar satisfactoriamente cool.

El somriure (La sonrisa) es aburrido hasta el enojo, con unas proyecciones de vídeo que juegan al free-cinema y retratan tráfago cotidiano o interiores domésticos desangelados.

La escenografía, vagamente racionalista y con gusto ikea, tiene como elementos principales un estor gigante y un muro desmontable de sillares de gomaespuma con los que los bailarines juegan y se lamentan, se golpean y se escurren hasta componer una especie de lego sin fines determinados o al menos comprensibles para el espectador dentro de ese chill out en el que pasan pocas cosas, algo que puede estar en la intención de la creadora pero que es de poca efectividad teatral.

Margarit reutiliza hallazgos ajenos muy trillados (ya se sabe: está de moda la intertextualización). A saber: Bausch (la modulación), Forsythe (la deconstrucción), Montalvo (las proyecciones alternas al baile en vivo); y dentro de ellos, sólo consigue dos momentos de interés. Uno es estrictamente literario, cuando un bailarín suelta un alegato de dudosa factura moral alrededor de que no hay en realidad lo que se da en llamar 'muerte digna'; el otro, al principio, cuando cuatro paneles móviles son usados como caja mágica y se provoca una calistenia acelerada por los planos inclinados. El resto se cae gélidamente intentando expresar un hastío hasta llegar al desinterés, a la falta de ritmo y al exceso de metraje.

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