'El acoso es el mayor problema de salud laboral en Europa'
Iñaki Piñuel y Zabala, profesor de la universidad de Alcalá de Henares y autor del libro Mobbing, o como sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo, es uno de los más profundos conocedores de este problema en España. La investigación que dirigió en la universidad madrileña demostró que el acoso en las empresas es mucho mayor de lo que se pensaba. Recientemente, la principal asociación de directores de personal de España, AEDIPE, requirió su presencia en Pamplona para conocer la magnitud del fenómeno.
Pregunta. ¿Qué dimensiones alcanza el acoso psicológico?
Respuesta. Estamos ante el mayor problema de salud laboral de Europa, una lacra que en España afecta a más de dos millones de personas y en Euskalerria, a más de 200.000. Hablo de hostigamiento sobre trabajadores brillantes, competentes, éticos, que muchas veces no desean participar en irregularidades, que son objeto de envidias, que se solidarizan con compañeros de trabajo y pagan después su recta actitud a manos de quienes perpetúan las cadenas de sometimiento laboral.
'Por lo que sé, en la mayoría de los casos la dirección de la empresa no conoce los hostigamientos'
P. ¿Qué aportó la investigación efectuada por la Universidad de Alcalá de Henares?
R. Nos asombró y alarmó por la cifra: más de un 15% de la población activa manifestó ser víctima de uno o más de los comportamientos que internacionalmente se describen como acoso psicológico. La mitad padecía secuelas físicas y psíquicas del hostigamiento, que va desde vaciar de contenido el puesto de trabajo o cambiar las atribuciones y tareas, criticar sistemáticamente sus decisiones, envenenar la relación de la víctima con sus compañeros o asignarle un excesivo trabajo para inducirle a error.
P. ¿Cómo suelen reaccionar las víctimas?
R. Al principio desconocen lo que les ocurre. Creen que han hecho las cosas mal. Caen enfermos, con ansiedad, ataques de pánico, depresiones e incluso con el síndrome de estrés postraumático que presentan las víctimas de grandes catástrofes, con la diferencia de que aquéllas no experimentan un único suceso, sino la continuidad de microtraumatismos con los que sus hostigadores quieren eliminarlos del puesto de trabajo.
P. ¿Existe una reacción común ante este fenómeno?
R. No. Navarra es quizá el territorio que, junto a Cataluña, más sensibilidad ha mostrado ante este problema, incluso con iniciativas parlamentarias para prevenirlo legislativamente. El Instituto Navarro de Salud Laboral fue, además, pionero en España en formar a sus técnicos en prevención de riesgos laborales ante el acoso como riesgo psicosocial. Quizá el caso del parlamentario y sindicalista José Luis Uriz ha servido para divulgar la gravedad del asunto y ayudar a otras muchos trabajadores.
P. ¿En qué punto nos encontramos, a efectos de jurisprudencia y legislación, respecto al acoso psicológico?
R. El mobbing es una agresión, por lo que no todas las víctimas manifiestan de la misma forma las secuelas psicológicas. Sólo lo hacen de forma inmediata la mitad, aunque al final lo padecen todos. Los comportamientos verificables por testigos neutrales deben ser tipificados laboral y penalmente, porque destruyen a las personas. No olvidemos que un 5% de los afectados en España, más de 5.000 personas, piensan habitualmente en el suicidio como salida. También sabemos que uno de cada cinco suicidios consumados tiene su origen en una situación de mobbing o sus secuelas.
P. Los tribunales comienzan a castigar ese acoso.
R. Efectivamente, hay sentencias pioneras. En Navarra, la dictada contra un conserje que acosó a un grupo de limpiadoras de un colegio de Pamplona. En Madrid, la sentencia del Juzgado número 30 de lo Social, que ha condenado por mobbing al Instituto Municipal de Deportes, sentencia recurrida por el Ayuntamiento. La magistratura está siendo cada vez más sensible.
P. Y los políticos, ¿qué han hecho hasta ahora?
R. Hay una importantísima resolución del Senado del 19 de junio de 2001 en la que todos los grupos aprobaron por unanimidad instando al Gobierno a legislar sobre el mobbing, que es ya una obligación del Ejecutivo.
P. Los sindicatos, ¿son sensibles ante el problema?
R. En mi opinión, son víctimas del mismo problema que el resto de la sociedad: el desconocimiento. Hay pocos sindicatos que hayan establecido programas de identificación y prevención del problema. Las víctimas se quejan no de laxitud sindical sino de la falta de preparación para prevenir o defenderles jurídicamente.
P. ¿El acoso psicológico es una estrategia empresarial o estamos ante actitudes individuales?
R. Yo me encuentro con que en la mayoría de los casos la dirección de la empresa no conoce los hostigamientos. En algunos casos los ejerce el máximo responsable de recursos humanos, pero es muy frecuente que el mobbing sea ejercido por personajes del escalafón intermedio, incluso por compañeros que buscan eliminar a un posible competidor ante un ascenso, a alguien que despierta envidias o celos profesionales.
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