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ESTADO DE ALERTA EN EUROPA

Austria: Haider, la primera señal de alarma

EUROPA VIVIÓ UNA PRIMERA CONMOCIÓN sin precedentes cuando, en febrero de 2000, el ultraderechista austriaco, Jörg Haider, llevó al poder a su Partido Liberal (FPÖ), que había conquistado el segundo puesto, con el 27% de los votos en las elecciones legislativas. Los demás miembros de la UE impusieron de inmediato sanciones diplomáticas contra Viena, pero las retiraron ocho meses más tarde, al darse cuenta de sus efectos contraproducentes.

El FPÖ, conocido por sus campañas populistas de fuerte carácter xenófobo y antieuropeísta, no estaría en el Gobierno si no fuera por la alianza con el Partido Popular (ÖVP), de línea democristiana, dirigido por el hoy jefe del Gobierno Wolfgang Schüssel. Su disposición a pactar con la extrema derecha fue uno de los puntos más criticados dentro y fuera del país. El ÖVP siempre mantuvo una clara línea a favor de la integración europea, mientras que Haider fue arisco a Bruselas y lo sigue siendo, sobre todo ante la ampliación europea. Un sondeo recién publicado en la revista Trend indica que el 53% de la población austriaca desearía que se aplazara la ampliación de la UE por lo menos hasta el 2005.

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Estado de alerta en Europa

La presencia de la derecha radical en el Gobierno no ha producido cambios abruptos, pero la influencia de Haider en el Gobierno paulatinamente va dejando su marca. Según el comentarista del diario Der Standard Hans Rausche, lo más alarmante es que 'personajes de extrema derecha, e incluso de círculos neonazis, estén ocupando cada vez más cargos institucionales. Y que hace dos semanas la policía no interviniera cuando un centenar de neonazis recorrieron la Mariahilfer Strasse, gritando consignas nazis prohibidas por la ley austriaca'.

La derecha ha polarizado el país, después de medio siglo de política de consenso. El Gobierno conservador-derechista se enfrenta a los verdes y socialdemócratas. Con el objetivo de reducir a cero la inflación, está realizando privatizaciones y recortes en las hasta ahora muy consolidadas estructuras de bienestar social. Hubo resistencia, pero no mucha, a la imposición de pagos para estudios universitarios, o a las nuevas cuotas para servicios ambulatorios en los hospitales. Actualmente ha levantado polémica el plan del ministro de Justicia, Dieter Böhmdorfer, de eliminar en Viena el tribunal de menores, con la excusa de ahorrar gastos. Y en el tema de política de inmigración, asilo y extranjería, la ultraderecha austriaca está cumpliendo su promesa paso a paso, restringiendo hasta casi imposibilitar el ingreso en el país de inmigrantes y refugiados. Pero esta tendencia ya había empezado a perfilarse con el anterior Gobierno.

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