Las historias que el mar esconde

Una mujer que da a luz a bordo y luego muere junto a su retoño, familias enteras que desaparecen o que quedan deshechas para siempre, o incluso personas que cada día van al muelle y esperan, con la mirada perdida, que atraque un barco que nunca llegará porque el mar decidió tragárselo años atrás. Cada naufragio esconde tantas historias como pasajeros, incluso más. A sus 40 años, el escritor e investigador de siniestros marinos Fernando García Echegoyen, conoce a fondo lo que hay detrás de muchas listas de desaparecidos y de supervivientes.

Nacido en Zaragoza, criado en Málaga y curtido en el infinito azul, este marino mercante trabaja como investigador de accidentes de barcos para una compañía de seguros porque tiene que comer. No obstante, su gran pasión es indagar sobre los incontables pecios que el mar esconde. A ello se dedica desde hace 17 años, prácticamente desde que se licenció en Cádiz. Acabó la carrera de Ciencias Náuticas, realizó la tesina sobre el Titanic y comenzó a mascar la idea de realizar una expedición al Valbanera. Además de éste, ha estudiado entre 3.000 y 4.000 naufragios.

García Echegoyen se documenta continuamente, pero los proyectos importantes, los que más esfuerzo requieren, necesitan grandes inversiones -la parte más ardua de su trabajo.

'El Valbanera ha sido la mayor catástrofe de la navegación comercial española', comenta. Parece como si García Echegoyen lo supiera todo lo que rodea a este buque. La investigación de este transatlántico se ha convertido en casi una forma de vida para él. Aquel imponente vapor de más de 121 metros de eslora iba a ser el vehículo de las esperanzas migratorias de muchos canarios y también de andaluces, entre otros. Pero sucumbió en agosto de 1919 ante la ira de un ciclón tropical que lo dejó para siempre frente a las costas de Florida, en Key West, míticas aguas de buscadores de tesoros. Permanece a sólo seis metros de profundidad y ha acogido a un inquilino no deseado: las arenas movedizas submarinas.

A Fernando García le interesa es rescatar el rompecabezas histórico y divulgarlo. Del Valbanera podría hablar horas, pero su lista de anécdotas y relatos sobre un sinfín de buques nunca se agota.

El hundimiento del Valbanera está rodeado de misterio y premonición. Su última escala española fue en las Islas Canarias, desde donde zarpó con 1.236 personas rumbo a La Habana. Aunque la mayoría del pasaje tenía billete para la capital cubana, unas 700 personas dejaron el barco en la escala de Santiago de Cuba.

Se podría decir que estas 700 personas eran afortunadas, pero uno de los pasajeros que se quedó en Santiago de Cuba dejó a su familia a bordo para luego encontrarse con ella en La Habana. Es la conmovedora historia del llamado loco del Valbanera. Aquel hombre perdió la cabeza ante semejante desastre y cada día, hasta que la muerte vino a por él, acudió al muelle a recoger a una familia que nunca llegó.

Estos detalles y muchos más forman parte de una vasta colección documental acumulada tras casi 20 años de investigaciones, que también le han reportado a Fernando García sus particulares tesoros rescatados de los pecios. Entre las más de 50 piezas que expuso en Fuengirola (Málaga) durante la Semana Santa, destaca una fotografía que el empresario asturiano Servando Ovies envió a su mujer justo antes de subir al colosal Titanic. Pero la intensa relación de García Echegoyen con el Valbanera hace que disfrute más viendo un ojo de buey de uno de los camarotes de este gran buque. Por estas piezas podría obtener en las subastas cantidades que no atienden a la razón, pero no está en ese menester.

La investigación de naufragios puede resultar tan apasionante como desalentadora. El fantasma del dinero siempre acecha y no atiende a las horas de sueño perdidas entre libros, oyendo testimonios o buscando parientes de los desaparecidos. Fernando García certifica que las aguas españolas están minadas de pecios. Desde navíos árabes en perfecto estado hasta submarinos torpedeados en el siglo XX. 'En España no se invierte en investigarlos, a pesar de su importancia para estudiar técnicas de construcción de otras épocas y culturas', lamenta este marino enemigo del expolio y del tráfico de objetos entre coleccionistas de toda Europa. Pero eso no son historias del mar.