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Columna
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Peligro

Ha ocurrido en Francia. Pero fue en Austria y en Dinamarca y en Italia y en Holanda y en Bélgica... En gobiernos nacionales, regionales o municipales hay representantes del sentimiento ultranacionalista, racista y xenófobo que recorre Europa. Los partidos políticos democráticos pierden terreno en beneficio de los antidemócratas. Europa se viene despertando racista desde hace tiempo mientras la derecha y la izquierda 'convencionales' se pierden en apuestas de pasado, en propuestas de retirada, en discursos sin color, con la mirada puesta en la conservación del voto seguro, o lo que es aún peor en la conquista del voto resistente, por la vía de la concesión a los sentimientos más conservadores y miedosos.

Los ciudadanos europeos tienen miedo y no hay nada más reaccionario que el miedo. A los europeos la creciente llegada de inmigrantes, el miedo a la mezcla y a las consecuencias de reconocer iguales a los que llegan les provoca una reacción ultra de nacionalismo altamente peligrosa.

Y mientras ese fenómeno se despierta, los políticos europeos duermen en su propia impotencia para atajarlo. De Europa somos, aquí estamos, en una Andalucía que fue de emigrantes y recibe inmigrantes, temerosa de ellos, defensora de su espacio, su privilegio, sea el que sea, una Andalucía a la que nadie se atreve a decirle que cuide sus formas, allí donde estas se pierden, es decir en los lugares donde hay más inmigrantes. Una Andalucía donde, lo quieran o no en El Ejido, por poner un ejemplo máximo de hechos lamentables, o empezamos a corregir o acabaremos, para vergüenza de nuestro presente y horror de nuestro futuro, racistas y fascistas como lo son el diecisiete por ciento de los franceses que han votado en las elecciones presidenciales.

O los políticos cambian y se atreven a apostar por discursos éticos y de valores democráticos para ponerlos en el centro del debate político, y señalan y denuncian y dejan en evidencia a quienes creen que es más importante tener votos que ética, o acabaremos todos en el infierno. Sólo hace falta dejar pasar el tiempo.

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