Derecha valenciana

Escribía ayer, en estas páginas, mi amigo J. J. Pérez Benlloch, sobre la derecha valenciana, sobre su evolución e identidad. Esta derecha valenciana de hoy, en su opinión, no se le parece apenas a la que protagonizó la batalla de Valencia. Aquella 'componente atávica o asilvestrada que todavía se prolonga en sus entretelas, es meramente residual' nos dice J. J. Y añade: 'Sin embargo, y muy a pesar del segmento más avanzado y liberal del frente conservador indígena, siguen perpetuándose actitudes y errores que nos conminan a cuestionar la mejora de la especie o, cuanto menos, a preguntarnos por el peso específico e influencia que tiene este sector supuestamente mayoritario de la nueva derecha'. Y aporta como prueba para hacerse esta pregunta el error que comete el presidente de la Diputación, Fernando Giner, al negar 'por segundo año consecutivo la plaza de toros de la capital para la celebración de los actos conmemorativos del 25 de abril organizados por Acció Cultural del País Valencià'. Este empecinamiento de Giner lo atribuye Pérez Benlloch a su perfil biográfico vinculado al mazizo reaccionario que le alienta. Y esto no debería extrañar dadas las adscripciones políticas del presidente provincial. Lo que Pérez Benlloch sí extraña, 'es que desde el mismo seno de su partido, el PP, no surjan voces cualificadas que se opongan al reiterado desmán (de Giner) convertido en error político por el descrédito que vierte sobre el palmarés democrático de esa formación'. ¿Pero de dónde, querido J. J., deben surgir esas voces cualificadas? Zaplana es el presidente del PP valenciano. ¿Cree Zaplana que Giner, al denegar la utilización de la plaza a Acció Cultural del País Valencià, contribuye a desacreditar el 'palmarés democrático' del PP? No lo creo. Más bien estoy seguro de que aplaude su decisión. Y, siendo así ¿quién del PP valenciano va a atreverse a levantar la voz en contra de la actuación de Giner si no lo hace el jefe? Sobre todo si el verdadero PP, es el que representan, por convicción de viejos correligionarios, Giner y Aznar. La derecha de siempre.

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