El mejor Matusalén
A sus 46 años, Keenan es designado jugador norirlandés del año
Diez años antes de que Irlanda del Norte ridiculizara a España en el Mundial de 1982, cuando Fernando Hierro aún andaba a gatas y a Raúl le faltaban cinco años para nacer, Mickey Keenan comenzaba su carrera como portero en el Bosco de Newry, un modesto equipo norirlandés. La cosa sería intrascendente si el tal Keenan no hubiera sido elegido hace unos días el mejor jugador de la temporada.
Un premio tardío, sin duda, puesto que este guardameta del Portadown, el líder de la Liga de Irlanda del Norte, ha cumplido este mes los 46 años. Un galardón, sin duda también, meritorio, porque Keenan, que trabaja como bibliotecario, apenas se entrena un par de días a la semana.
Poco importa, porque en el Portadown, con el que él no recuerda cuántos partidos ha jugado, aunque su padre, Oliver, asegura que le ha visto en más de 800, es todo un símbolo.
Nadie parece haberse hartado de su gorra bajo el larguero, hasta el punto de que, a sus 15 años, Rory, el pequeño de sus tres hijos, ya despunta como portero en las categorías inferiores del mismo club. ¿Será su sustituto inmediato? 'Es pronto para decirlo, pero Rory disfruta mucho con lo que hace', dice el progenitor, un futbolista que emigró dos veces de Irlanda del Norte, pero no por culpa del fútbol, sino de los estudios.
Keenan estuvo cuatro años en Inglaterra, donde pasaba sus ratos libres como jugador del Oldham. Poco después culminó su formación académica en Estados Unidos y, al regresar a su país, se enroló de nuevo en el Newry, que entonces estaba en Segunda. Tras un largo periplo, recaló en el Portadown, en el que nadie sabe cuándo se retirará.
La historia de Keenan ejemplifica a la perfección la crisis del fútbol norirlandés, sumido en una profunda depresión desde que despuntara en los Mundiales de España 82 y México 86. Desde entonces ha caído en picado: en la fase de clasificación para la Eurocopa de 2000 sólo logró cinco puntos en ocho partidos y en su asalto al Mundial de Corea y Japón estuvo todo un año sin ganar, encadenando seis derrotas consecutivas.
El equipo sólo encontró cierto alivio con la llegada al cargo de seleccionador de Sammy McIlroy, de 46 años, uno de los últimos integrantes de los Busby boys, la brillante generación con la que el histórico técnico y dirigente del Manchester United alumbró la primera Copa de Europa de este club. Con McIlroy al frente, el escocés Joe Jordan -quién no recuerda su desdentada sonrisa tras marcar un gol en el Mundial español- y Patt Jennings -ilustre portero- como ayudantes, Irlanda del Norte, que será rival de España en la fase de clasificación para la Eurocopa de 2004, intenta salir del pozo.
McIlroy, que no tiene mucho dónde elegir, salvo en la Premier inglesa, no lo está teniendo fácil. Sin ir más lejos, ayer amaneció con seis bajas para el partido de hoy frente a España, al margen de los cinco que por sanción o lesión ya se perdían el encuentro. 'Tengo el equipo en cuadro y no me quedan defensas. No soy partidario de que los jugadores salgan infiltrados, pero la situación es tan desesperada que podría darse el caso', dijo ayer un técnico que sólo tiene 16 jugadores para el partido.
'No puedo creerlo. Nos pasa una cosa tras otra y es difícil saber qué equipo vamos a poder formar ante España. Es demasiado frustrante tener tantos contratiempos para enfrentarnos a un equipo de su poderío', añadió McIlroy. Si hoy se le tuercen las cosas por la mañana, quién sabe si el viejo Keenan tendrá que echar una mano.
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