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Entrevista:ANGULO | Jugador del Valencia | La jornada de Liga | FÚTBOL

'Está claro que mi fuerte no es la técnica'

Futbolista imprevisible, capaz de lo mejor y lo peor, Miguel Ángel Angulo, de 24 años, ha dejado de ser el blanco de las iras de Mestalla para convertirse en el delantero preferido por su técnico, Rafa Benítez. Su ubicación en el ataque ha coincidido además con el fin de la sequía goleadora del Valencia.

Pregunta. ¿Qué es lo que más odia de su profesión?

Respuesta. La diferencia entre la gloria y el pesimismo. En un mismo partido pasas de ser una estrella a ser un jugador muy malo y deprimido.

P. ¿Le tiene manía el público de Mestalla?

R. No quiero pensar eso. Sí que he sido injustamente criticado por la afición. Hay ciertos jugadores a los que se les permite más que a otros.

P. Pero lleva dos cursos bastante flojos, desde que volvió de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.

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R. No han sido buenos en el aspecto personal a pesar de que el equipo sí ha tenido una gran línea. Y tampoco tengo motivos para explicarlo. Espero que ya haya pasado lo malo.

P. El penalti que falló en Guadix y que dejó fuera al Valencia de la pasada Copa del Rey le hizo mucho daño.

R. En aquel momento sí me encontré muy dolido. Pero creo que resurgí porque soy bastante fuerte mentalmente.

P. ¿Cómo reacciona uno ahí abajo, en Mestalla, cuando 50.000 personas le recriminan cada acción?

R. Al principio, me afectaba mucho que la gente me silbara. Era un poco impactante. Pero, con el tiempo, he aprendido a superarlo. Ahora confío muchísimo en mí. No me voy a esconder. Voy a buscar el balón y a demostrar que la gente se equivoca.

P. ¿Por cabezota o por inconsciente?

R. Un poquito las dos cosas. Cabeza dura, porque soy de los que hay que trabajar y trabajar. Inconsciente, porque pienso: 'Bah, voy a olvidarme de lo que digan y a hacerlo bien'.

P. ¿Ha necesitado la ayuda de algún psicólogo?

R. No; he tenido el apoyo familiar, el de mi novia.

P. ¿Qué recuerda de la escuela de Mareo?

R. Que tenía una vida bastante agitada: al colegio, a comer, a estudiar y a entrenarme. Disfrutaba muchísimo y el tiempo pasaba volando. Dejé muchos amigos.

P. ¿Le supo mal que el Sporting no se llevara un euro por su traspaso al Valencia?

R. Sí. El Sporting me dio mucho y yo no le he dado nada. Nací en Oviedo y viví en Avilés, pero soy sportinguista. He estado ocho años en Mareo. Me han tratado con mucho cariño. Lástima que se produjera lo del cambio de residencia, pero era lo que necesitaba. El Sporting no estuvo fino porque creyó que me iba a quedar a cualquier precio.

P. ¿Con qué entrenador se ha sentido más a gusto?

R. Claudio Ranieri supo sacarme el jugo. Me hizo jugar de delantero, de defensa y de medio en un mismo partido. Hubo química: éramos buenos amigos.

P. ¿Por qué renace siempre en la primavera?

R. Porque sale el sol y estoy más contento. No, no sé por qué, pero, al final de la temporada, estoy muy bien físicamente.

P. Puesto que Benítez no estaba contento con sus delanteros, ¿usted no le advirtió de que podía jugar en esa demarcación?

R. Sí, él lo sabía. Y yo, en ciertos momentos, se lo he comentado. Pero decidió que otros le eran más útiles.

P. ¿Cuáles son sus defectos como delantero?

R. Tengo muchos, la verdad. De cabeza tengo muchos problemas para rematar.

P. Técnicamente, es limitado.

R. Creo que tengo la calidad suficiente. Pero está claro que mi fuerte no es la técnica.

P. Sin embargo, reserva en cada partido alguna acción de gran brillantez. ¿Cómo se lo explica?

R. Es difícil de explicar. Sale de dentro, de la inspiración.

P. Usted ha metido goles bellísimos. ¿Fueron churros?

R. Si los marco yo, piensan que es un churro. Si lo hace otro, es un gran gol.

P. Los preparadores físicos dicen que usted es casi perfecto. ¿Se siente superior a sus colegas?

R. Sí puedo decir que tengo una gran potencia en velocidad y bastante resistencia. Me van mejor los defensas fuertes, a los que les cuesta moverse; sacarlos a las bandas y aprovechar mi rapidez.

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