_
_
_
_
_
OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los progres y la Semana Santa

Es curioso los problemas que la progresía, o pseudopogresía, tiene para comprender el fenómeno de la Semana Santa tal y como la siente y la vive la mayoría del pueblo andaluz. Claro está que, en este caso, esa mayoría del pueblo andaluz se convierte en 'masas entontecidas'.

Pensaron algunos de estos progres, o pseudoprogres, que en acabándose la dictadura, acabaríase también la Semana Santa. Sin duda, desconocían aquella anécdota de los años republicanos, en los que unos jóvenes de las clases altas sevillanas se cruzan con un costalero de los de antes, trabajador del puerto o de la construcción, y le gritan: '¡Viva la Iglesia Católica, Apostólica y Romana!'. A lo que el costalero les replicó: 'No señoritos. ¡Viva la Semana Santa, que no es lo mismo!'.

Tal vez fuera conveniente que en vez de asimilar la caspa, que la hay, a la Semana Santa, y a los nazarenos con el Ku-Klux-Klan, lo que demuestra una muy escasa imaginación, se dedicaran a intentar comprender el fenómeno que tienen delante de sus narices. Dejando aparte el desprecio y la descalificación. Mayormente para no ofender.

Puede que desconozcan que las filas de nazarenos en azul y blanco que en la tarde del Domingo de Ramos se adentran hacia Sevilla desde el Puente de Triana es la misma cofradía que fundaran a principios del siglo XVI los alfareros y calafateadores de buques, la misma que en el siglo XVIII rescató a su hermano detenido por vestir la túnica de nazareno, la misma que en el año 1932, frente al boicoteo fomentado por la derecha sevillana contra la constitución republicana, escribía al Ayuntamiento de Sevilla y decía: 'La cofradía de la Estrella, puesto que es del pueblo y al pueblo se debe, hará su estación de penitencia'. Y debajo de los pasos los trabajadores del puerto, afiliados a la UGT, dominada por el PCE.

Contradicciones, por supuesto, pero no tanto. Porque en la tarde del Lunes Santo, desde barrios tan populares, tan de clase trabajadora como El Tiro de Línea o el barrio de León, miles de nazarenos, y no es una exageración, que son más de 3.000, preceden a Jesús Cautivo y a Jesús ante Caifás. Cautividad, Soledad, Injusticia. ¡Lo que sabrán esos barrios de eso!

Nunca fue la Semana Santa fruto del franquismo. Que las primeras cofradías se fundaron, y muchas siguen vivas, en el siglo XIV. Y claro está, se murió el franquismo, y el árbol, que no tenía nada que ver con el muerto, sigue vivo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Es curioso, o no tanto, que los mayores ataques a la Semana Santa partan desde las filas de la progresía, o pseudopogresía, y de las filas del integrismo religioso. Explicaciones las hay, aunque no haya espacio para ellas.

Y lo que ya no tiene precio es lo de comparar a la Semana Santa con un botellón. ¡Es lo mismo! Y, según algunos, dura más. Pues miren, no. Por mucho que se pongan, no. Que se lo pregunten a los sufridos vecinos de la Alfalfa o de la Cuesta del Rosario que prefieren la Semana Santa una vez al año o los botellones tres días a la semana durante todo el año.

Un poquito de reflexión, un poquito de análisis y un poquito de tolerancia tampoco vendrían mal, aunque sólo fuera una vez al año. En Semana Santa, por ejemplo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_