No a la prohibición cómo solución

Los jóvenes, las drogas, el alcohol, la fiesta descontrolada, todos estos son términos que últimamente se están utilizando cuando se habla de la problemática juvenil. Los disturbios, los problemas en algunas manifestaciones, los que no tienen nada en la cabeza, etc., también son términos que se utilizan para hablar de la gente joven. Ahora somos nosotros los jóvenes los que hemos de decir ¡basta! Existen jóvenes de muy diferente índole, al igual que de todas las edades, y no podemos pretender criminalizar a un sector de los jóvenes, por la actitud de unos pocos.

Tampoco podemos caer en la criminalización de los jóvenes que buscan pasarlo bien, y lo encuentran en discotecas, y pasando una noche con sus amigos, tomándose unas copas y bailando. Eso no es malo. Lo que se puede criminalizar es el consumo de drogas, y sobre todo los problemas de orden público.

Nosotros consideramos que todos los problemas que han sugido a raíz del botellón, son problemas de orden público y no problemas relacionados con la edad de empezar a beber.

En Catalunya este fenómeno no es habitual. En nuestras calles no se acumula gente al igual que pasa en Madrid o otras ciudades españolas. Por eso es un problema que nos queda un poco lejos, y sobre el que no tenemos una opinión suficiente.

Consideramos que la prohibición no es un buen sistema, y que se tiene que apostar por un trabajo de educación, de buscar qué motivos llevan a los jóvenes a estar en las plazas, en lugar de pasarlo igual en un bar, discoteca o terraza. Tenemos que analizar los motivos y quizás entonces podremos plantear soluciones más o menos creíbles y eficaces.

Además, no podemos hacer separaciones como se pretende muy a menudo, entre los jóvenes buenos que hacen deporte, están en asociaciones de jóvenes, etc., y los que se drogan, beben alcohol y salen a las discotecas. Esta diferenciación no es real, ya que muchas veces todo esto se mezcla, y no podemos caer en poner estereotipos a los jóvenes en función de las actividades que realizan.

Los jóvenes nos seguiremos divirtiendo, seguiremos saliendo a las discotecas e iremos de bares con nuestros amigos, pero al mismo tiempo, también tenemos opinión, criterio, y voluntad para trabajar, para participar de lo que nos interesa, y se ve en la calle y en las instituciones, donde muchos jóvenes hacen propuestas y trabajan duro para pedir muchos cambios a la sociedad.

Los problemas reales de jóvenes están ahí, y también se tienen que afrontar. El trabajo, la vivienda y la educación son problemas que nos afectan directamente y para los cuales no sirve la prohibición como solución, sino que se tienen que hacer propuestas y poner dinero para que tiren adelante.

Los jóvenes no solo nos preocupamos por el alcohol y las drogas, como a algunos les gustaría.