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Mario Camus mezcla terrorismo y amor en 'La playa de los galgos'

Algunos terroristas pueden conciliar el sueño tras llevar a cabo un asesinato. Otros, no. Esto último le sucede al protagonista de La playa de los galgos, la última película de Mario Camus, que se estrena el próximo viernes. Este personaje, interpretado por Gustavo Salmerón, desata todo un torrente de afectos, desafectos y venganzas. El director plantea en su película una difícil relación amorosa en un marco de odio engendrado por la violencia terrorista. En la presentación en Barcelona de esta producción de Urbana Films, en la que han colaborado Mediatrade Spa, TVE y Vía Digital, Camus se sorprendió de lo escurridizo que es para muchos directores el tema del terrorismo. 'Se hacen muy pocas películas que aborden esta problemática', dijo.

La película de Camus, en la que también intervienen Carmelo Gómez, Claudia Gerini, Miguel Ángel Solá e Ingrid Rubio, plantea unos personajes densos, marcados por la violencia que impulsan o de la que son víctimas. Densidad que incluso se expresa en Martín, personaje principal interpretado por Carmelo Gómez, que a pesar de su apariencia de hombre sencillo tiene que luchar contra complejas relaciones afectivas y familiares. En la búsqueda de su hermano Pablo, un terrorista al que el recuerdo de sus pasados asesinatos le impide una vida serena, Martín tropezará con Berta, interpretada por la actriz italiana Claudia Gerini. El amor por esta mujer de pasado misterioso dejará en segundo término cualquier otra consideración vital del personaje.

Víctima y verdugo

Aunque La playa de los galgos es básicamente una historia de amor, Camus plantea, en la que quizás es la lectura más obvia de la película, que la violencia no sólo se proyecta hacia la víctima, sino que también golpea y trastoca al verdugo. El director encuentra que faltan más películas en las que aparezca este tipo de violencia tan real y próxima. 'El cine es drama y se alimenta de aquello que de dramático tiene la sociedad. No entiendo cómo el tema del terrorismo, que vivimos muy de cerca, se trata tan poco en nuestro cine'.

Camus yuxtapone al trasfondo del terrorismo vasco el del terror del Gobierno de Videla en Argentina. En la película interviene un psiquiatra argentino, papel a cargo de Miguel Ángel Solá, que a pesar de ser víctima muy directa de las desapariciones de la dictadura militar argentina plantea la inviabilidad de atajar la violencia con más violencia. Este personaje también entrará en el litigio amoroso que plantea La playa de los galgos. 'Como el tema de los desaparecidos es una historia conocida, he utilizado el lenguaje elíptico. Doy por supuesto que la gente que sigue la actualidad conocerá estos acontecimientos', explicó Camus.

La película ha contado con un presupuesto de 2.520.000 euros y parte de los exteriores fueron rodados en Dinamarca. Todos los actores destacaron el orden e intensidad del rodaje.

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