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Hay quien se queja de que Ariel Sharon no haya sido invitado a la reunión de la Liga Árabe que tiene lugar estos días en Beirut. El propio Sharon se lamentó de ello, considerando que los asuntos que se discuten allí implican a Israel. Bueno, es que todo tiene un límite: una cosa es el regreso de E.T. digitalizado y otra muy distinta el retorno de la bestia con sus propias zarpas.
Verano del 82. Poseo un libro que, con este título, narra en imágenes y día a día el mortífero paseo que el Ejército israelí, comandado personalmente por Sharon, entonces ministro de Defensa, efectuó en Líbano con el nombre de Operación Paz para Galilea. Bombardeos de campos de refugiados palestinos; destrucción de la Ciudad Deportiva; la caída de Sidón; ocupación del Chouf; víctimas civiles descuartizadas y quemadas por los bombardeos; refugiados huyendo de las zonas de combate; la silueta nocturna de Beirut iluminada por las bengalas trazadoras que precedían a la artillería; un Boeing de la Middle East Airlines despanzurrado durante la batalla del aeropuerto; un beirutí, asomándose entre las ruinas de su hogar destruido; soldados israelíes que propinan patadas a los niños durante una manifestación; médicos y personal sanitario de un hospital de Sidón, conducidos a punta de fusil; prisioneros en cuclillas con una venda en los ojos; mujeres que corren con sus hijos, bajo las balas; cementerios provisionales, cavados en los viñedos; rostros macilentos, captados durante el asedio por hambre de Beirut Oeste; Arafat y sus hombres abandonando Líbano, tras recibir la promesa de que los civiles que quedaban en los campos no sufrirán represalias; Sabra y Chatila: miembros de la Cruz Roja vierten cal viva sobre los cientos de cadáveres que en su día fueron mujeres, niños y ancianos.
No es como para recibirle con alfombra roja. Pero Sharon no debería preocuparse. El largo brazo de Israel, como suele decirse, llega muy lejos. Ya han muerto misteriosamente tres de los hombres que podrían testificar contra él en Bruselas. No necesita montar ningún otro tipo de Operación Retorno. Salvo que sienta una necesidad compulsiva (tanto como la que le lleva a humillar a Arafat) de regresar al lugar del crimen.
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