_
_
_
_
TIROS LIBRES | BALONCESTO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pitos y flautas

El Real Madrid ha vivido su semana más tormentosa. Incluso aceptando que la pitada del jueves después de la masacre que perpetró la Kinder fuese provocada por únicamente quince espectadores (Scariolo dixit), no es escena habitual en un público más proclive al silencio y la indiferencia como reproche que a los conciertos de viento. Independientemente del número de inconformistas sonoros, está claro que a día de hoy los aficionados madridistas no suspiran por su equipo y sería incompleto el análisis si lo remitiésemos únicamente a la lógica mala racha de resultados cosechados por un conjunto que en lugar de entrenarse en la Ciudad Deportiva quizás debería hacerlo en el Hospital de La Paz, situado a poco metros del pabellón madridista.

En el baloncesto del siglo XXI para ser competitivos hace falta mucha fuerza, centímetros a granel y todos los kilos posibles. Sólo es necesario ver al Tau y al Barça, jefes actuales del panorama y en esos aspectos un escalón (o dos) por encima del Madrid. Pero estas tendencias actuales en las que prevalece el músculo y lo que se cuece dentro de las zonas es lo que realmente importa (ver Copa del Rey) multiplican el riesgo de un espectáculo deficiente en su atractivo.

El aficionado no resiste la falta de pasión, de disfrute con lo que ve, sobre todo en ciudades como Madrid y Barcelona, con una oferta de ocio extensísima. La última vez que el Real Madrid fue campeón de la Copa de Europa tenía a Sabonis, Arlauckas, Biriukov, etc. con Obradovic en el banquillo. Pedazo de equipo que pasado el efecto inicial de la presencia del lituano, fue vaciando lentamente las gradas a pesar de sus victorias. Motivo: el supino aburrimiento que dirigía el yugoslavo, entrenador ideal para hacerte campeón de Europa y también para convencerte de que en el cine se está mucho mejor. Ahí radica el reto de los entrenadores. En convivir con un baloncesto que necesita trenes de mercancías y un público que demanda otro tipo de cualidades como frescura, atrevimiento, precisión, velocidad o creatividad. Y los jugadores que combinan ambos conceptos son escasos, caros y sin duda alejados del estilo de Tabak o Tarlac, por mucha NBA que lleven detrás.

Una vez que Scariolo tenga el equipo al completo (si es que esto ocurre pues la lista de bajas no se cierra nunca) volverá sin duda a ser competitivo, pero existen serias dudas sobre si llegará a ser atractivo. Curiosamente lo fue el sábado ante Estudiantes, cuando el protagonismo fue de dentro hacia fuera, y mandaron Herreros, Alberto Angulo o Djordjevic. No sería descabellado pensar que el descontento mostrado el jueves fuese más por esas cuestiones que por perder unos cuantos partidos con un equipo diezmado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_