Moisés, un sevillista forjado en el exilio

Está como loco por disputar su primer derby en el campo del eterno rival. El de la primera vuelta, en su estadio, el Sánchez Pizjuán, ya le pareció algo 'increíble' a pesar de que no pasó del empate a cero. 'Yo los he vivido siempre como aficionado y en la distancia. Tener la oportunidad de disfrutar como jugador un partido tan especial es una suerte'. Lo dice Moisés García León (Sevilla, 1971), el máximo goleador del Sevilla, con 13 tantos, jugador repescado este año por el equipo andaluz del Villarreal por sólo 900.000 euros y sevillista de toda la vida.

Criado en Logroño, ciudad a la que su padre se trasladó a trabajar cuando él apenas tenía cinco años, y formado en las categorías inferiores del Zaragoza, Moisés ha deambulado por Osasuna, el Leganés y el Celta antes de encontrar su sitio en el equipo del que ha sido seguidor toda su vida y en el que está haciendo su mejor temporada. Una afición que comparte con sus tres hermanos, también futbolistas, Edu, Gerardo y Candelas, que siguieron los colores del padre a pesar del beticismo de su madre, tíos y abuelo.

Pese a que ni el Sevilla ni él pasan por su mejor momento -Moisés sale de unas molestias en el pubis que lleva sufriendo todo el curso-, confía en que un triunfo sirva de bálsamo y reactivo para su equipo. 'Además, con lo bien que está el Betis, sería un golpe muy duro para ellos', afirma dejando ver su lado más forofo.

Un cuarto de siglo después de dejar Sevilla, Moisés ha vuelto para descubrir el estilo de vida de la ciudad, de la que no recordaba más que las épocas de vacaciones: 'Estoy encantado y me gustaría quedarme aquí, pero mi mujer, Peña, es de Zaragoza y será difícil no volver cuando me retire'. Mientras tanto, en el tiempo que le dejan libre sus críos, 'el niño tiene tres años y la niña meses', disfruta del sevillismo que forjó en el exilio.