_
_
_
_
Reportaje:

El Ateneo se pertrecha para los nuevos tiempos

La veterana institución cultural madrileña moderniza su lóbrego edificio incorporando un ascensor y salas de exposiciones y yoga

El Ateneo de Madrid cambia de imagen. Una de las pioneras entre las instituciones culturales de la ciudad, cuyo prestigio ha estado empañado durante décadas por la lóbrega vetustez de sus instalaciones, acomete ahora una innovación de gran calado. Con ella, el presidente de la entidad cultural, José Luis Abellán, persigue implicar al Ateneo en una transformación más profunda. Sus socios ascienden a 3.500; son, señaladamente, estudiantes, opositores en muchos casos, y gentes de cierta edad amantes de la vida intelectual.

En principio, las imponentes escaleras de acceso al palacio del número 21 de la calle del Prado, con sus 17 peldaños de gran pendiente, han sido mitigadas mediante una rampa que permitirá a los discapacitados acceder al edificio por un ascensor situado en la planta baja del solar contiguo. Junto a esta entrada se construye ya la estructura de una futura cafetería con dos alturas, provista en la primera de ellas de una zona abierta al público y en la superior de otra de encuentro entre público y socios, en un ambiente que estimule la comunicación y la tertulia. Mediante una tarjeta magnética y un torno, socios o visitantes podrán acceder desde este establecimiento hasta el interior de las instalaciones.

Adentro, el antiguo bar del Ateneo, que ocupaba un espacio columnado considerablemente amplio de la planta baja, será destinado a sala de exposiciones temporales, fundamentalmente de artes plásticas. Es conocida la riqueza patrimonial artística del Ateneo de Madrid. Los muros de sus principales salas, Cacharrería y Manuel Azaña, entre otras, se ven esmaltados por cuadros de pintores como Joaquín Sorolla y la legendaria pintora conocida como Madame Anselma: una dama vanguardista decimonónica, casada con un príncipe ruso y afincada en Cádiz. Ella fue exponente del estilo neogriego, raramente presente en Madrid, si bien el magnífico teatro ateneísta, hoy en proceso de restauración con ayuda de la Unión Europea, alberga frescos de aquel exótico estilo.

El Ateneo de Madrid ha sido, desde hace décadas, destinatario de ricas donaciones pictóricas, sobre todo retratos de personalidades que desfilaron por su presidencia o su directiva, como Ángel Saavedra, Miguel de Unamuno, Manuel Azaña, Gregorio Marañón o el escritor Ramón María del Valle Inclán. Por cierto, el escritor gallego, que presidió la institución madrileña en 1932, a consecuencia de los graves quebrantos económicos sufridos durante aquella etapa se vio obligado a residir en el interior del edificio del Ateneo; precisamente en una estancia del ático, llamada la Casa de Fidel, de cuatro habitaciones, que durante las obras ha sido transformada en vestuario de empleados y socios.

En todos los pisos del edificio, con acceso a la calle de Santa Catalina, se distribuyen distintas salas de lectura. En una pieza de la planta superior acaba de ser enmoquetada una espaciosa sala de yoga y de relajación. 'Es bueno que los opositores que estudian a lo largo de duras jornadas encuentren aquí mismo un lugar donde hacer ejercicio reparador', dice José Luis Abellán, que explica sus planes: 'Dejé un sustancioso contrato docente que me ofrecía la Universidad estadounidense de Virginia para dedicarme en cuerpo y alma al Ateneo, cosa que pienso hacer hasta que culmine mi mandato electoral', señala.

Para aplicar su programa de obras y transformaciones, Abellán cuenta con tres grandes partidas de subvenciones: una de 600.000 euros de la Comunidad de Madrid y otras dos del Ayuntamiento -una de 90.000 euros para un ciclo ciudadano y otra de 300.000 euros para rehabilitación de los edificios-. Con una sonrisa, el presidente ateneísta recuerda la visita, el pasado 1 de agosto, de la primera teniente de alcalde, Mercedes de la Merced. 'Le mostré el estado en el que se hallaba el cableado eléctrico', explica. 'Al verlo, no paró hasta que esa misma mañana consiguió los cinco millones de pesetas que se necesitaban'.

Riqueza en libros, ideas plurales

El Ateneo Científico, Artístico y Literario de Madrid ha sido, durante siglo y medio, expresión suprema de la vitalidad intelectual. Con razón alberga en sus sótanos hasta 500.000 libros, señaladamente de trasunto científico. Tras la Biblioteca Nacional, la suya rivaliza por el segundo puesto de entre las magnas librerías españolas. Su tesoro bibliográfico pudo ser conservado gracias a José Prat, presidente ateneísta tras la instauración de la democracia. 'Él trajo a los sótanos del Ateneo incluso excavadoras para albergar los libros en condiciones', reconoce su presidente, José Luis Abellán. Otra de sus joyas es la colección de discursos políticos y de ponencias. 'Posiblemente, la más completa de España', señala Abellán.

Tiene también fama el Ateneo de ser escenario de vivas discusiones, sobre todo en fases electorales. Buena parte de sus miembros admite que los logros cosechados a lo largo de la historia ateneísta han sido patrimonio del esfuerzo conjugado de directivos predecesores y actuales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_