Horror atlético en Albacete
El líder naufraga en todas sus líneas en el Carlos Belmonte y pierde
Hace una semana, después de ser castigado el Atlético con un empate tras realizar su mejor fútbol de la temporada, Luis Aragonés lanzó un mensaje inquietante. 'Eso, para los que les gusta el fútbol bonito', dijo de manera tan socorrida como vacía para justificar que los suyos entregaran en el último minuto, ante el Numancia, una renta de dos goles. Y a la frase del técnico, claro, se colgaron luego decenas de incondicionales para repetir esa vieja mentira que pretende colar como incompatibles el buen juego y el ganar. Pues bien, el Atlético, ayer, jugó una primera parte vulgar, descolorida, y casi lo sacan del estadio Carlos Belmonte a bofetadas. Lo hizo el Albacete, nadie del otro mundo, con dos goles que dejaron en muy mal lugar a su zaga.
ALBACETE 2| ATLÉTICO 1
Albacete: Valbuena; Juanlu, Óscar, Padilla, Pedro; Basti (Léniz, m. 80), Simeón, Toril, José; Duré (Raúl Valencia, m. 89) y Jesús Perera (Dani Ruiz, m. 75). Atlético: Burgos; Armando (Otero, m. 78), Santi, García Calvo, Carreras; Aguilera, Nagore, Movilla, Stankovic; Correa (Luque, m. 70) y Fernando Torres (Diego Alonso, m. 52). Goles: 1-0. M. 39. José saca un córner desde la derecha, Duré peina hacia atrás y Juanlu barre el balón. 2-0. M. 44. Basti, desde el centro del área, a pase de Perera. 2-1. M. 45. Aguilera, de tiro raso desde el borde del área, tras una dejada de García Calvo. Árbitro: Jávega. Expulsó a Toril (m. 85) y Movilla (m. 88) por doble amonestación. Tarjeta amarilla a Montiel, Toril, Nagore, Perera, Valbuena, Luque y Paco Herrera, entrenador del Albacete. Unos 9.000 espectadores en el estadio Carlos Belmonte.
Los rojiblancos llegaron con vida al descanso gracias a un gol desesperado de Aguilera, cuyo zapatazo desde la frontal de área quedó perfectamente sincronizado con el pitido final del colegiado. Roto Dani, el futbolista que le había dado algo de lustre al Atlético ahora que, al fin, había encontrado un hueco en el once inicial, Aguilera volvió a ser el único argumento ofensivo del equipo. No tiene tacto en el pie, pero sí velocidad, voluntad y remate, éste, con los años, cada vez más poderoso.
Y esas cualidades, sin mostrarse ayer abundantes, representaron un mundo al lado de la intrascedencia que enseñó la delantera. Ni Fernando Torres -qué diferencia con aquel chico al que no había forma de sujetar el año pasado en este mismo escenario- ni Correa -jugador de curvas pronunciadas en su rendimiento, el uruguayo está este mes en su fase bailarina- plantearon problemas a la nutrida defensa local. Ambos fueron sustituidos en la segunda parte, pero sus relevistas, Diego Alonso y Luque, no aportaron más. Planos hasta la irritación los cuatro.
El Atlético siguió malviviendo de sus centrocampistas e incluso de algún arranque de la gente de atrás. Ataques de casta más que nada, de resistencia a la derrota, sin demasiado contenido. El Atlético asumió la iniciativa, pero no supo ponerse a jugar. Más allá de con combinaciones horizontales, el Atlético no acertó a dar tres pases seguidos. Si buscaba el envío vertical, la pelota acababa siempre en los pies -en las cabezas, más bien- del Albacete. Sin mordiente en el ataque, sin imaginación en el medio, sin seguridad por atrás, el Atlético no fue el espejo del líder. Y acabó sumido en la impotencia, con entradas feas y sin sentido.
El Atlético conserva un colchón suficiente como para que la derrota no inquiete sus aspiraciones de ascenso a la Primera División. Pero jugó mal y perdió. 'Eso, para los que les gusta el fútbol bonito'. Esta vez la frase de Luis no fue pronunciada. Pero retumbó por las paredes del Carlos Belmonte.
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