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Tribuna:HOY, CUMPLEAÑOS DEL ESCRITOR GRANADINO
Tribuna
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Francisco Ayala, un hombre atípico

Uno de sus maestros de la infancia no tuvo mejor ocurrencia que comentarle a sus padres que el muchacho 'era tonto, que no tenía cabeza para nada'. Podríamos pensar que, desde entonces, Francisco Ayala se ha empeñado en poner continuamente en evidencia al emisor de tan desafortunado juicio, al parecer, fundamentado en unas espinosas relaciones con la aritmética. Y es que este legítimo candidato andaluz al Premio Nobel de Literatura ha venido haciendo año tras año -hoy cumple 96- un discreto y constante uso de su talento para ofrecernos -y ofrecerse- una visión cabal de un mundo al que no ha dudado en calificar en alguna ocasión como 'desorientado, desmoralizado y abúlico'.

Su doble condición de científico y artista ha marcado una vida fecunda a la que nos podemos acercar usando el mapa que él mismo ha dibujado en sus espléndidas memorias, Recuerdos y olvidos, una obra salpicada de ironía en la que encontraremos triunfos, penas, exilios y retornos, un texto que nos dibuja a un hombre atípico que no responde al modelo de intelectual que nos ha dejado la segunda mitad del siglo XX.

Ayala es a sus 96 años una apuesta por el inconformismo, lo revolucionario, en un mundo lastrado de indolencia

Reticente a la excesiva especialización, a los compartimentos estancos del saber, Ayala es un creador en cuyo interior funciona un sofisticado mecanismo de vasos comunicantes que le ha llevado a brillar en todo tipo de géneros literarios, a excepción de la poesía lírica, transitada sólo siendo un chaval, en aquellos lejanos tiempos de las hostiles matemáticas. Su vocación humanista es tal, que ha reconocido abiertamente haber desdibujado adrede su perfil público para evitar encasillamientos que limitaran o entorpecieran su quehacer.

Ayala es un apasionado de la escritura, ahí están los miles de páginas de exquisita prosa que nos ha regalado, pero es también un apasionado de la lectura. Para expresar este amor suele referirse a un pasaje de su querido Quijote, aquel en el que sus allegados tapian la pieza en la que se guardaban los malditos libros de caballería. 'Llegaba a donde solía tener la puerta -narra Cervantes-, y tentábala con las manos, y volvía y revolvía los ojos por todo, sin decir palabra...'. Para Francisco Ayala, nacionalizado ya en esa tierra de todos que es el idioma, la prohibición del acceso al lugar de lectura resulta más cruel que cuantos escarnios le fueron infligidos al desventurado hidalgo. Para el Premio Cervantes, la penosa búsqueda de la puerta que conduce al territorio de la imaginación es más patética que todos los descalabros sufridos por el caballero.

Ayala es la apuesta por la curiosidad, por el inconformismo, por el pensamiento, por una insobornable vocación de luz. Ayala es, a sus 96 años, una apuesta por lo revolucionario en un mundo lastrado de indolencia. Hoy, más que nunca, resulta conveniente recordar el papel primordial que otorga al sujeto en su visión de la realidad, su convencimiento de que la organización política ideal es aquella en la que la limitación de la libertad sea la mínima que las circunstancias consientan. Hoy, más que nunca, es necesario escuchar su voz cuando nos advierte del peligro de los excesos nacionalistas, del falso multiculturalismo que termina reduciendo cada cultura a su caricatura, a una idea puramente folklórica. Hoy, sigue vigente su aviso para navegantes que nos habla de los problemas que se derivan del retraso que el medio educativo sufre con respecto al progreso tecnológico, y lo dice alguien que conoce el paño después de dedicar buena parte de su vida a la enseñanza. Hoy, es el cumpleaños de don Francisco. Felicidades.

Carmen Calvo Poyato es consejera de Cultura.

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