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Apoyo al pueblo palestino y críticas a la pobreza mundial al son de la Internacional

Los 742 delegados sindicales presentes en el Congreso de UGT asistieron a un debate que excedía los problemas laborales de España para analizar los males que atenazan a los ciudadanos del mundo. 'Más de la mitad de la población mundial sigue viviendo en la pobreza'. Con este diagnóstico, el secretario general de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres, Luis Anderson, quiso dejar claro que los sindicatos han de luchar por algo más que por reducciones de jornada laboral.

El terrorismo, el narcotráfico, las dificultades de América Latina y el conflicto palestino-israelí plagaron los discursos de buena parte de los intervinientes. 'El neoliberalismo sueña con un mundo sin sindicatos', señaló Anderson como resumen de las amenazas que impone la globalización.

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Desde el inicio de la sesión, la mañana ya apuntaba tintes reivindicativos. La orquesta de flautas que abrió el Congreso remató su programa al son de la Internacional. Las primeras notas levantaron al público de sus asientos, incluidos el presidente de la patronal, José María Cuevas, y el ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio. Pero la música no logró alzar más de tres o cuatro puños entre los asistentes, ni siquiera el del secretario general de CC OO, José María Fidalgo, que sí tuvo este gesto en el último congreso de su sindicato, hace dos años.

La Internacional sirvió para aunar la amplia representación de movimientos sindicales de todo el mundo que vinieron a arropar a Cándido Méndez: desde sindicalistas vecinos, como los portugueses, hasta otros más alejados, como los que viajaron desde Azerbayán, Georgia, Kosovo y de toda América.

El PP, ausente

Del entorno español, además de Fidalgo, Zapatero, Aparicio y Cuevas, asistieron el secretario general del Partido Comunista, Francisco Frutos, y el presidente del Consejo Económico y Social, Jaime Montalvo. También se dejaron ver el ex vicepresidente del Gobierno socialista Alfonso Guerra y antiguos ministros y dirigentes de UGT, como José Luis Corcuera, Matilde Fernández y Jerónimo Saavedra. El único partido ausente -aparte de la representación gubernamental de Aparicio y del secretario de Estado de la Seguridad Social, Gerardo Camps- fue el PP.

Frente a las consignas tradicionales del mundo obrero, el congreso demostró que los tiempos cambian para todos. El auditorio estaba rodeado por un área comercial en la que las tiendas de comercio justo y de promoción de UGT se intercalaban con otras más comerciales, incluida una gestora de fondos de pensiones. Hubo delegados que pasaron por el mostrador, aunque como apuntó uno de sus responsables, sólo iban 'a llevarse el mecherito'.

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