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Reportaje:

Música magrebí desde Anoia

El grupo marroquí Nass Marrakech, instalado en Cataluña, edita su segundo disco, 'Bouderbala'

Desde hace seis meses, Cherif forma parte de la reducida comunidad magrebí instalada en Els Hostalets de Pierola, en la comarca de Anoia, una población de 1.337 habitantes que en los últimos años ha acogido a cerca de 60 marroquíes, casi todos dedicados a tareas agrícolas. En este punto Cherif es diferente. La mayor parte de su tiempo la ocupa la música y actualmente, además, anda ajetreado porque el segundo disco de su grupo, Nass Marrakech, titulado Bouderbala (Harmonia Mundi), acaba de salir al mercado.

Antes de instalarse en Els Hostalets de Pierola, Cherif, cuyo verdadero nombre es Moulay M'hamed Emaji, vivió durante varios años en Barcelona. 'Vivía cerca del Arco del Triunfo. También me encontraba muy bien viviendo en Barcelona. Tenía unos vecinos muy majos y podía ensayar en casa sin problemas', recuerda. Como en otros casos, la decisión de abandonar la gran ciudad e instalarse en un medio rural no obedeció a razones laborales. 'La familia de mi mujer es de Els Hostalets de Pierola y pensamos que sería más interesante vivir allí cuando tuvimos nuestro primer hijo', explica.

'Ser músicos no nos ha beneficiado para conseguir los papeles, al contrario'

Su mujer, especialista en filología catalana, trabaja en para la Generalitat y viaja todos los días a Barcelona. Cherif prefiere trabajar encerrado en su estudio de Els Hostalets y aislado de casi todo el mundo exterior. El casi tiene ahora dos años y se llama Magda. 'Es un nombre árabe, pero no nos dejaron inscribirla en el Registro Civil. Presentamos un recurso, pero no lo aceptaron. Ahora en el pasaporte lleva el nombre de Magdalena', dice.

Los dos compañeros de Cherif en Nass Marrakech también viven actualmente en Barcelona. Buena parte de la culpa de que emigraran la tuvo Juan Goytisolo. 'Nass Marrakech se formó a finales de 1989 con la idea de trabajar la música tradicional, sobre todo la de los pueblos gnawa , pero con una perspectiva abierta', recuerda Cherif. 'Comenzamos a actuar en centros culturales de Marraquech, casi siempre para público extranjero. Los puristas de la tradición nos criticaban nuestra manera de tocar temas que para ellos no debían salir de las ceremonias gnawa. Igual que sucedía en España con el flamenco, la misma historia. Es curioso, pero hemos tocado más en el extranjero que en Marruecos. Conocíamos a Juan Goytisolo desde mucho antes de formar el grupo. Es una persona muy cercana para la gente de Marraquech. Vive en el centro de la medina, habla dilecto marroquí y va todas las tardes al café Mateis. Su mesa es la más concurrida, allí nos reuníamos para hablar de todo y, por supuesto, de música. A Goytisolo le gustaba nuestro trabajo y en 1991 preparó una serie de conciertos para el festival de verano de Barcelona, el Grec, y nos incluyó en el programa. Fue nuestra primera salida de Marruecos', explica

A partir de ahí, la relación de Nass Marrakech con Barcelona ha sido como un idilio intenso. 'Después de esa primera actuación nos llamaron para ofrecernos otros conciertos y siempre se repetían los problemas de visado. Mil viajes para conseguir un visado de tres días o no conseguirlo y perder cantidad de actuaciones. En ese momento decidimos que teníamos que salir de Marruecos para poder viajar', recuerda. Y la ciudad escogida fue Barcelona.

'Cuando teníamos giras siempre nos reuníamos en Barcelona antes de comenzar, era nuestro punto de encuentro. La elección fue casi natural', dice. En 1996 Cherif fue el primero en instalarse en la capital catalana, y no fueron las razones laborales las que motivaron la decisión final. 'Me enamoré de una catalana y nos casamos', sonríe el músico. Desde hace un par de años sus dos compañeros residen también en Barcelona. 'Ser músicos no nos ha beneficiado para conseguir los papeles, al contrario. Si fuéramos albañiles, los habríamos conseguido más fácilmente; pero al ser músicos y no tener una relación laboral estable, las cosas se complicaron. Mis compañeros presentaron mil veces la solicitud', recuerda.

En su nuevo disco, Nass Marrakech ha contado con un par de colaboradores de excepción: el pianista cubano Omar Sosa y el saxofonista madrileño Jorge Pardo. 'Nos gusta colaborar con todo tipo de músicos, abrir las fronteras de nuestra música. Partimos de la tradición gnawa, pero no queremos encerrarnos en ella. Durante años esta música sólo se interpretaba en ceremonias rituales a las que sólo podían asistir los músicos y los adeptos, pero últimamente se ha ido abriendo y plantea una alternativa al pop oriental que llega de Egipto, que ya ha desbancado al rai en los gustos de la juventud marroquí actual', concluye.

Cherif, junto a su hija Magda, en Els Hostalets de Pierola.
Cherif, junto a su hija Magda, en Els Hostalets de Pierola.SUSANNA SÁEZ

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