Calidad en cuentagotas
Con la corrida cuesta abajo, saltó en quinto lugar un feo sobrero de Fuente Ymbro y, como sexto, un toro de armoniosas hechuras de Las Ramblas que maquillaron una tarde metida de lleno en la desesperanza. Esos dos toros no fueron de bandera, pero en comparación con el resto casi lo parecen, porque la corrida de Las Ramblas tuvo una escandalosa falta de raza. Y de fuerza. Hubo dos, primero y segundo, que a poco de iniciar el último tercio amagaron con irse a tablas, para luego marcharse definitivamente a ese terreno. Sin embargo, el que abrió plaza tuvo un buen pitón derecho, y el segundo, sin pizca de emoción, tuvo recorrido. Tercero y cuarto dejaron el crédito ganadero hundido. Aquél tuvo tan poca fuerza como el titular devuelto. El cuarto fue un ejemplo de mansedumbre, que se fue a las tablas sin miramiento alguno, para escarnio de su criador.
Las Ramblas, Fuente Ymbro / Ojeda, El Juli, Romero
Cinco toros de Las Ramblas y uno, el 5º, de Fuente Ymbro, muy justos de presentación, descastados y sin fuerza. Paco Ojeda: dos pinchazos, media trasera y un descabello (saludos); media trasera y un descabello (saludos). El Juli: estocada algo trasera (saludos); pinchazo y entera trasera -aviso- (oreja). Alfonso Romero: media estocada (saludos); pinchazo, estocada y dos descabellos (oreja). Plaza de Castellón, 7 de marzo. 5ª de feria. Casi lleno.
Estamos entonces que quinto y sexto salvaron el honor de la tarde y, en parte, del ganadero. El sobrero de Fuente Ymbro, feote y desproporcionado de hechuras, no tuvo entidad. Tampoco clase, pero siguió con mucha bondad la muleta de El Juli. El que cerró plaza también tuvo bondad infinita y hasta su mérito. Porque ese toro de Las Ramblas flojeó mucho de salida, incluso después de picado, pero se recuperó y resultó el más completo en la muleta. Hasta tuvo un cierto nivel de clase.
Con ese sexto, Alfonso Romero dio los mejores muletazos de la tarde con ambas manos, que tuvieron calidad, aunque todo resultara como un goteo. Nada pudo hacer con el tercero, sólo echarle coraje al inválido que tenía delante, lo que no deja de ser una paradoja.
El Juli no fue El Juli de siempre. Espeso de ideas e incluso de movimientos, no se encontró a gusto con el segundo, con el que no llegó a la gente. Con el quinto estuvo deseoso y montó una faena larga que sólo tuvo conexión con el tendido en el tramo final, cuando se puso muy cerca.
Paco Ojeda aprovechó las primeras embestidas del que abrió plaza, aunque algo acelerado y despegado. Toro y torero se vinieron a menos muy pronto. Con el gran manso que hizo cuarto, no pudo retenerlo fuera del tercio y acabó encerrado en tablas y sin saber qué hacer.
Babelia
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