'La política no me inspira gorgoritos'
Con 68 años y dos hijos, prepara nuevos proyectos, algunos con Vangelis, y confiesa que su dolor de espalda le impide realizar una de sus grandes aficiones: planchar (aquellos cuellos de las camisas, los pañuelos que hacía su madre). Sí continúa pintando. Aunque durante la entrevista se mostró fajadora y risueña, a la hora de las fotos hizo honor a la otra cara de su fama.
Pregunta. ¿Es cierto que quiere cantar con Rosa, la de Operación Triunfo?
Respuesta. No lo tengo previsto en mi calendario para los próximos dos años. Pero le deseo lo mejor. Es una noticia, supongo, inventada.
P. Presenta ahora canciones medievales con vihuela. ¿Cómo le ha dado por ahí?
R. Por el hecho de poder interpretar por primera vez la raíz de la música española de los siglos VIII y IX hasta el barroco, y hacer algo que ya han hecho otros países europeos.
P. La han puesto en la portada del disco que parece la Macarena.
R. ¿Ah sí, me parezco? Es un vestuario del siglo XV.
P. Dijo: 'Tener buen humor es útil'.
R. Hombre, es agradable. El malhumor debe de ser horroroso.
P. Pues usted tiene fama de encajar fatal las críticas.
R. ¿Yo? No, soy muy democrática desde hace muchísimos años [risas].
P. ¿Qué es lo peor que ha dicho la crítica de usted?
R. Un escritor español me llamó hipopótamo.
P. ¿Su reputación de borde es merecida?
R. Bueno, será porque no se acercan lo suficiente.
P. Casta diva, llamaron a su biografía autorizada. ¿No le hubiera ido mejor Lady Macbeth?
R. Pues no, porque nunca lo canté. Y no creo que yo sea una mente asesina y malévola.
P. Ha representado más de 125 papeles. ¿Cuál se parece más a usted?
R. La Mimí de La Bohème.
P. ¿Y el que le hubiera gustado ser?
R. Ah, no. Yo quiero ser yo.
P. Comparó las voces con el queso roquefort: 'Excelente, pero no gusta a todos los paladares'. Cite una voz de queso manchego.
R. No, no se lo puedo decir, porque a lo mejor se ofendería la persona que yo creo que puede parecerse al sabor excelente del manchego.
P. ¿No tiene un par de amigas o colegas para hacer galas como Las Tres Sopranos?
R. Me lo han ofrecido muchas veces, pero nunca lo he aceptado, porque me ha parecido disonante. Yo creo que con tres tenores basta [risas].
P. Se marcó una sardana en un escenario, sevillanas con Plácido Domingo al piano. ¿Qué situación bailable recuerda más?
R. Cuando empecé a salir con mi marido, me invitó a un sitio llamado Biquini, en la Diagonal. Yo sólo había bailado con mi tío Alfredo. Y con Bernabé me sentí muy incómoda.
P. ¿La pisó?
R. Me pisó el amor propio, y se lo dije: 'Bernabé, no estoy acostumbrada a bailar tan agarrao'. Y contestó: 'Pero el tango se baila así'. Sólo que no era un tango [carcajada].
P. En el 93 la metieron en las listas de CiU al Congreso. ¿Qué le cantaría ahora a Artur Mas?
R. . ¡Torero quiero ser...!
P. ¿Y a Maragall?
R. Pues, el Barcelona de los Juegos Olímpicos, porque él fue quien propuso que lo hiciéramos Freddy Mercury y yo.
P. ¿El que le inspira mejores gorgoritos es Pujol?
R. Digamos que la política nunca me ha inspirado gorgoritos. A mí me inspira gorgoritos la bondad de la gente. En el mundo de la política hay mucho actor. Unos mejores que otros.
P. 'La marginación de la mujer depende de ella misma'. ¿Cómo se atreve?
R. No siempre depende de la mujer, y, según en qué países, absolutamente no. Pero en la fuerza de la mujer reside el no dejarse vencer.
P. ¿Quién es más símbolo de Barcelona: usted, el Barça o la Sagrada Familia?
R. ¡Qué cosas dice, ja, ja, ja! Yo creo que la Sagrada Familia.
P. ¿Es muy maniática?
R. Sí. Soy muy irritable. Cuando una cosa no va me pongo muy nerviosa; me cogen como miedos, dudas.
P. ¿Con quién no cantaría ni muerta?
R. Yo cantaría con todo el mundo, porque la experiencia de hacerlo con alguien de quien no eres partidario es como vencer una fatal obsesión.
P. ¿Se ve usted de alcaldesa de Barcelona?
R. Ja, ja, ja ¡Qué cosas dice! Usted ha venido con ideas muy raras, oiga.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.