El hotel que adelanta un estilo
En el Side hamburgués, la luz la enciende Robert Wilson
Be our reSIDEnt (Sea nuestro huésped) es el lema del nuevo hotel Side de Hamburgo. Una invitación de lo más apetecible. Porque las ganas de quedarse surgen en cuanto se pone el pie en lo que el arquitecto Jan Störmer llama el átrium (el hall de recepción), un inmenso espacio en forma de trapecio. Encajado en una calle estrecha y céntrica de Hamburgo, la superficie sobre la que se levanta el hotel Side es bastante limitada. Pero esto no supuso ningún problema para Störmer: 'Cuando ganamos el concurso en 1997 sabíamos a qué atenernos'. Sólo lamenta la dificultad que existe para ver el edificio a lo lejos: 'Pero no es tan negativo, porque luego, cuando lo contemplas de cerca, gana en interés', afirma.
Hotel Side.
-Información. Drehbahn, 49. Hamburgo. Teléfono: 0049 40 30 99 90. Dirección de Internet: www.side-hamburg.de. 178 habitaciones. Precio: a partir de 176 euros.
La primera parte de la fachada es acristalada, reticular, con compartimientos como celdas de abeja y cortinas en rojo y beis que cambian a cada instante el color del edificio. La construcción se rompe con la terraza del octavo piso y conforma otro cuerpo distinto de piedra gris. Dos cuerpos, pues, para un hotel que por dentro presume también de cristal, de texturas variadas en los materiales, de líneas rectas para los espacios y líneas curvas para el mobiliario. El arquitecto-diseñador Matteo Thun (Bolzano, Italia, 1952) ha puesto su sello en cada rincón: lámparas esfera leucos, bañeras lavasca, vajillas, muebles modulares lacados... De diseño minimalista puede presumir este establecimiento de la cadena Seaside, que abrió sus puertas en 2001 inspirado en los Design Hotels de Nueva York y Londres.
Espacio y luz
Dos puntos de atención definen el interior del hotel Side: el primero y más espectacular es el hall, de casi 30 metros de altura, con luces en movimiento continuo pensadas para el lugar por el director de teatro neoyorquino Robert Wilson ('Sin luz no hay espacio', dijo una vez el artista). Un solo elemento, el mostrador de la recepción, a la izquierda de la puerta de entrada, distrae la vista del baile de neones azules controlados por ordenador, que varían según el ritmo del día y las estaciones del año. Orquídeas, grandes hojas enormes de calas, palma o cañas de bambú decoran algunos rincones... El bar (en rojo) y el restaurante Fusion (en blanco), con las propuestas del chef Olaf Niemeier (menús entre 20 y 70 euros) completan los servicios en esta planta.
El lounge, en la octava planta, es el otro punto destacado del hotel. Una vez en él, existen varias posibilidades a la hora de dirigir la mirada: hacia fuera, a los tejados de Hamburgo; hacia el hall de entrada, con sus 25 metros de caída, y al derroche de formas redondeadas y colores vivos en sofás, mesas y lámparas; las luces en el techo como platillos volantes a distintas alturas; el espejo al fondo que todo lo duplica; las barandillas de acero y madera, la terraza exterior... Todo tan pensado que hasta los tejados (no muy atractivos originalmente) de las casas colindantes en la parte trasera han sido decorados con miles de cristales verdes.
UN 'SPA' DE COLORES
En el sótano del hotel Side se encuentra la zona del spa, un poco escondida, pero también alejada del ajetreo de las plantas superiores. Aquí el decorador Matteo Thun se zambulle sin miramientos en azules, rojos, amarillos y verdes intensos, mientras el olor a plantas medicinales de los productos británicos Everest Hill Aromas inunda la estancia. Luego, en el ascensor, la luz cambia según se sube de piso; en los pasillos, las alfombras son rojas (como en Hollywood); en las distintas alturas se juega con tonos determinados, de los brillantes a los pasteles, a los tierra, a los tonos africanos...
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