Fortalecer el banco y recortar los gastos, los objetivos del SCH en 2002
Sáenz y Luzón deben ganar la confianza del mercado
Alfredo Sáenz aterriza en el Santander Central Hispano en un momento difícil, ya que el negocio doméstico en 2002 estará marcado por la reducción de los márgenes y la acuciante necesidad de reducir los gastos del banco. Francisco Luzón se enfrenta a una crisis de Argentina con posibles contagios a otros países, a la vez que se ha comprometido a conseguir 1.660 millones de dólares. Emilio Botín anunció en la junta de accionistas que el beneficio neto atribuido crecería un 10% este año.
En los últimos tres años, el banco más grande de España ha pasado de tener 24 millones de clientes a 39 millones. Los recursos de clientes han aumentado un 50% y ha duplicado los recursos propios de la entidad. El trienio dirigido por Ángel Corcóstegui ha logrado que los beneficios pasen de 1.250 millones de euros a 2.486 millones, es decir, se han duplicado.
Ahora, con la llegada de la crisis económica, ha cambiado el tercio. La moderación en los beneficios y el fortalecimiento del banco serán las claves de futuro para los nuevos gestores, Alfredo Sáenz, Francisco Luzón y Ana Patricia Botín.
La reducción de costes continúa siendo uno de los objetivos prioritarios del grupo, que cerró el ejercicio con un ratio de eficiencia -que mide lo que gasta la entidad por cada cien euros que ingresa- del 54%. Su competidor más directo, el BBVA, lo tiene situado en el 50,4% y Botín ha establecido que el grupo debe mejorarlo hasta el 40%, un objetivo muy lejano, por el momento.
Alfredo Sáenz, un banquero experto en reflotar bancos, deberá volcarse en esta tarea. Tiene bajo su control directo 3.000 oficinas con casi 25.000 empleados, un exceso de capacidad instalada si se comparan el resultado obtenido con el del BBVA. El ratio de eficiencia está cerca del 50%, por lo que le queda tarea por delante. En el propio banco se esperan cambios en los servicios centrales, con el fin de agilizarlos.
A la vez que se preocupa de los costes, deberá aunar una plantilla que hasta enero estaba separada en la red Santander y la del BCH. Toda esta tarea sin dejar de controlar la morosidad. En 2001 se situó en 1,14%, por encima del año anterior, y para 2002 la amenza es más evidente, como ya ha advertido el Banco de España.
Francisco Luzón conoce con detalle los bancos de América Latina. Acaba de cerrar su ejercicio más difícil, desde que se hizo cargo de esta división en 1999. La crisis argentina le ha supuesto realizar dotaciones por valor de 1.287 millones de euros (214.000 millones de pesetas). Curiosamente, el propio Corcóstegui señaló tres objetivos para 2002 al área de Latinoamérica: aumentar la cuota de mercado, que ahora es del 10,3%, rebajar los costes y elevar los ingresos recurrentes. El grupo pretende que en América Latina los ingresos por comisiones cubran la totalidad de los gastos en un plazo de dos a tres años.
El compromiso de Luzón con el mercado es que Iberoamérica obtenga este año 1.660 millones de dólares de beneficio neto atribuido. Sáenz también deberá demostrar a los inversores su capacidad de gestión al frente de la red minorista.
Por el momento, no han sido bien recibidos por los sindicatos. UGT y CCOO coincidieron en señalar que los cambios en la dirección del grupo perjudicarán a la entidad a corto plazo, pues pueden paralizar la actividad.
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