Madrid no, gracias
El pasado sábado se celebró el desfile del Carnaval de Madrid; nuestra asociación de vecinos La Nueva Elipa asistió al desfile con una carroza y una charanga, El Dragón de Cortés, en la que hacíamos una parodia reivindicativa de nuestro barrio por la llegada del metro a La Elipa.
El martes 5 se realizó una reunión entre el Ayuntamiento y los participantes en la Cabalgata. En dicha reunión no se dio un programa de organización, a excepción del orden de participación, y hubo una tensa discusión entre los participantes de Madrid y la organización, por entender los primeros que hay una marginación con respecto a los que acuden de fuera de la Comunidad.
Mientras que a los que vienen de Castilla-La Mancha u otras zonas se les dan ayudas para el transporte de las carrozas y el traslado de los integrantes en autocares, para los que vivimos en Madrid no hay ninguna aportación del Consistorio.
Por otro lado, las subvenciones son concedidas con criterios objetivos del Ayuntamiento, dándose la curiosidad de que solamente presentaron memorias descriptivas de las carrozas o charangas dos participantes; uno de ellos nuestra asociación La Nueva Elipa. ¿Cuáles con los criterios?
La subvención concedida a nuestra Carroza y Charanga es de 500 euros, pendiente de recibir. Nosotros sí lo hacemos público. Los gastos que hemos tenido han superado con creces los 1.000 euros entre el alquiler del autocar y materiales para la carroza. Y eso que para el transporte de la Carroza hemos contado con la cesión de un tráiler de Autoescuela Balmaseda y el trabajo altruista de un conductor profesional.
No acabaron nuestras penurias en los temas administrativos y de organización: el viernes, una de las personas de la organización, vocal de la junta directiva, recibió en su móvil una llamada de la Policía Municipal, para preguntarle a qué hora había que estar para escoltarnos y adónde había que ir, desconociendo que había que ir a la Cabalgata de Carnaval. El mismo sábado se personó un solo agente motorizado, que multó el vehículo de una vocal de la junta directiva, al estar haciendo una carga y descarga de material de la Cabalgata.
Nos trasladó al punto de partida por la M-30, y en vez de escoltarnos como debe hacerse en una vía de sentido único, en la trasera del vehículo largo, lo hacía por delante y con cambios de vía bruscos, creando en varias ocasiones peligros de accidentes para otros vehículos.
Cuando terminó la Cabalgata preguntamos a varios agentes que quiénes nos escoltaban al punto de partida y la última respuesta fue que si éramos de Madrid que nos buscásemos la vida, que volviésemos por libre, que ellos sólo escoltaban a los que eran de fuera de Madrid para sacarlos a las carreteras donde les esperaba la Guardia Civil; así cruzamos todo Madrid, desde la plaza Mayor a La Elipa, sin escoltas, con el peligro que conlleva el trasladar un vehículo de nueve metros de caja de camión y con estructuras de altura de más de cuatro metros. Como bien se podrá entender, para participar en la Cabalgata de Madrid no es conveniente ser de Madrid: había sólo un 10% aproximadamente de participantes y primaba Castilla-La Mancha.
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