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JUANMA ITURRIAGA | TIROS LIBRES | ACB | BALONCESTO
Columna
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Un paso al frente

Atravesar una mala racha de lesiones es algo de lo que ningún equipo está a salvo y más teniendo en cuenta que cada año la temporada resulta más intensa y la competición más apretada. No hay momento para tomarse un respiro pues cada vez quedan menos partidos de esos que antes se ganaban con la gorra. Nadie quiere dar un paso atrás, como si los equipos se convirtiesen en hormigas infatigables almacenando víveres en el granero para vacunarse contra épocas peores. Todo este esfuerzo acumulado se junta a la pura y dura fortuna que siempre está dispuesta a darte la espalda en forma de caída, golpe o traspiés.

No es de extrañar, por tanto, que los equipos que compaginan la Liga ACB con la Euroliga acumulen visitantes a la enfermería. Cierto que lo del Madrid sobrepasa los límites permitidos, pero en menor medida también le ocurre a los otros grandes.

Observar el comportamiento de colectivos e individualidades en estos tiempos de lesionados ilustres, cuando se corre el peligro de echarse a llorar en detrimento de tirar para adelante, es un acertado parámetro de medida de la fortaleza de un conjunto.

Una buena estructura de equipo es aquella en la que cada uno de sus componentes conoce su labor, lo que se espera de él, lo que tiene la obligación de aportar. Ahora bien, siendo un equipo un ser vivo que cambia y evoluciona por circunstancias propias o por imponderables (lesiones), los jugadores deben conocer que al cambiar el escenario, su papel puede sufrir modificaciones a las que se tienen que adaptar, a veces en cuestión de días, cuando no de segundos. Esta capacidad para pasar de jugador de apoyo a jugador básico, de noveno hombre de la plantilla a titular, de acompañante a responsabilidades de líder es un valor muy a tener en cuenta a la hora de enjuiciar a un jugador.

El sábado jugaron en Vitoria Tau y Real Madrid con sus problemas a cuestas. Era el momento de que unos cuantos jugadores diesen un paso al frente, leyesen adecuadamente la nueva situación creada y de paso aprovechasen la oportunidad de tener lo que a veces es motivo de queja: minutos y responsabilidad.

Raro será que Corchiani, Vukcevic, Lucio Angulo o Iker Iturbe encuentren tanto tiempo y tan poca competencia interna para demostrar sus habilidades. Pero mientras el base local Corchiani estuvo ejemplar y Lucio e Iturbe se fajaron hasta dar todo lo que tienen, demostrando los tres que están preparados para todo, alguno sembró serias dudas sobre su carácter, sobre todo Vukcevic, fichado esta temporada.

Un equipo grande exige talento pero también carácter, cualidades técnicas pero unidas a cierta capacidad de liderazgo, aunque sólo sea para aguantar un par de semanas. Un época de lesiones es una prueba de fuego para los supervivientes. El yugoslavo, de nuevo, no estuvo a la altura, lo que acrecentó la necesidad de recuperar cuanto antes a Alberto Herreros y Alberto Angulo más allá de lo aconsejable. Mal asunto.

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