Trogloditas
Rita Barberá tachó el viernes de 'trogloditas' a quienes criticaron su desabrida reacción tras el frenazo del plan urbanístico que había de partir en dos El Cabanyal. Transfigurada en la Vilma Picapiedra que crearan en los sesenta su homónimo Joseph Barbera y William Hanna, la alcaldesa de Valencia debería mirar hacia sus correligionarios antes de endosar a nadie una acusación tan divertida. Por ejemplo, a esos cargos provinciales de Alicante que organizan monterías en fincas adquiridas por la Diputación. O a esos genios de la contrainformación que publican caricaturescos panfletos de agit-prop con la pretensión de negar que haya problema alguno de contaminación en el área de la industria azulejera o que envían un notario a dos colegios y un instituto de L'Alcora exigiendo a sus directores que se reporten ante el PP, con una llamativa idiosincrasia de régimen de partido único y vigilante. Claro que en esta última localidad, sin hacerles caso, salieron el sábado a la calle cerca de 2.000 personas, como si hiciese tiempo que hemos dejado atrás el Paleolítico y fuese razonable reclamar mecanismos de vigilancia y medidas en el transporte de materiales, en la fabricación, manipulación y esmaltado de los azulejos, que reduzcan unas concentraciones de partículas en suspensión que superan lo previsto por la Unión Europea. En la fantasía abundante que propicia la metáfora cavernícola es difícil resistirse a imaginar a quién correspondería el personaje de Pedro Picapiedra y a quién el de Pablo Mármol en la farsa que políticos como Alejandro Font de Mora o José Luis Olivas han protagonizado dando porrazos una y otra vez a los socialistas porque un Eduardo Zaplana herido en su vanidad no alcanzó la anunciada presidencia del Comité de las Regiones gracias a que así lo pactaron, y votaron, los propios populares en Europa. En fin, demasiado fácil resultaría asimilar ocurrencias como ese inenarrable parque temático de las tradiciones autóctonas que promueve el presidente de la Diputación de Valencia, Fernando Giner, o el Mundo Ilusión de su homólogo de Castellón, Carlos Fabra, a la iconografía humorística de los dibujos animados. ¡Peste de trogloditas! Yabba-dabba-doo...
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