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Reportaje:CRISIS EN LA PRIMERA EMPRESA DEL METAL DE LLEIDA

'No esperaba tanta ingratitud'

La opinión pública reparte su indignación entre la multinacional Lear y la pasividad del Gobierno de CiU

En 1999, cuando Lear se instaló en Cervera lo hizo atraído por las ventajas ofrecidas por el Ayuntamiento y porque está a menos de 30 kilómetros de la provincia de Barcelona, donde el convenio del metal es mucho más alto. Ello ha permitido a la empresa ahorrarse una media de 40.000 pesetas mensuales por trabajador, lo que hace 80 millones de pesetas mensuales. El salario medio de un trabajador de la planta de Cervera oscila entre 90.000 y 110.000 pesetas. 'Si querías subirlo, tenías que hacer horas extras', recuerda Silvia, que lamenta que en Cervera haya pocas fábricas para mujeres. Lear era una de ellas. De los 1.200 trabajadores que se quedaran sin empleo a partir de julio, alrededor de 1.000 son mujeres.

Ramon Sisquella, concejal responsable del área de promoción económica de Cervera, reconoce que la crisis de Lear ha sorprendido al consistorio, que 'no esperaba tanta ingratitud por parte de una multinacional a la que se habían dado facilidades de todo tipo para instalarse en el municipio. Ha sido un golpe muy duro para Cervera y para la provincia'.

A Josep Trilla, de 69 años, la crisis de Lear le ha recordado el mal trago que pasó hace 23 años cuando cerró Tres Uves, la fábrica de muebles en la que trabajaba. 'Sé lo mal que se pasa, sobre todo si tienes niños pequeños y una hipoteca que pagar. Para estos trabajadores será un drama porque muchos no podrán pagar el piso. En mi época era diferente porque nadie se compraba un piso si no podía pagarlo al contado. Yo tuve suerte, ya que al poco me ofrecieron un trabajo relacionado con la industria del mueble', comentaba ayer en la tertulia del bar. Trilla opina que el comercio de Cervera no quedará muy damnificado por esta crisis, porque tres de cada cuatro trabajadores de Lear no residen en el municipio, sino que regresan a sus pueblos una vez finalizada la jornada laboral. 'Lo más duro será para los más jóvenes, porque les ha cogido cuando se estaban haciendo el nido', concluye.

El párroco de Cervera, Josep Torres, que aparenta una cincuentena de años, no hizo ayer ninguna mención en el sermón de la misa de 11.00 a la crisis de Lear, que tan directamente afecta a un número considerable de sus feligreses. Al finalizar el oficio religioso, cuando se le preguntó al sacerdote su parecer sobre el cierre de la fábrica, éste respondió que no podía dar ninguna opinión porque no tenía información sobre el problema y se excusó: 'En los últimos días no he tenido tiempo de leer la prensa'.

Pero mientras el representante de la Iglesia parece vivir ajeno a una grave crisis que dejará en el paro a muchos vecinos de Cervera y de otras poblaciones, en la calle se ha generado una corriente de opinión que fluctúa entre la indignación de unos por el comportamiento de la empresa y de las administraciones, concretamente por parte de la Generalitat y del Ayuntamiento de Cervera, y la desesperación de otros. 'Es una pena que permitan el cierre de la empresa más importante del sector metalúrgico de Lleida y no muevan un dedo para facilitar el empleo a los jóvenes', señaló muy indignada Cristina Pareja, una ama de casa que, curiosamente, no tiene ningún familiar atrapado en Lear.

Sin embargo, en el edificio en el que vive Cristina hay cuatro vecinos afectados por el cierre de la empresa. 'No hay derecho a lo que están haciendo estas multinacionales y alguien debería evitarlo. No se puede jugar tan alegremente con el futuro de tantas familias', señala mientras muestra compasión por sus convecinos, a quienes esperan momentos muy duros. 'No me ha parecido correcto que el presidente Pujol haya reconocido que el cierre de Lear es un hecho inevitable'.

El nombre de Pujol estaba ayer en la boca de muchos cerverinos. Los trabajadores también hacen responsable al Gobierno catalán de la situación que están viviendo. Se sienten engañados y traicionados. 'Si Pujol conocía las intenciones de la empresa de cerrar la planta de Cervera, ¿por qué no ha hecho nada por evitarlo?', se pregunta Rosa Palau, presidenta del comité de empresa. La dirigente sindical ha exhortado a sus compañeros a seguir trabajando con normalidad 'para no dar facilidades a la empresa' y 'evitar despidos anticipados'.

El cierre de Lear tendrá consecuencias para la economía de varias comarcas, ya que las 1.200 personas que se quedarán sin trabajo procedían de una treintena de poblaciones, entre las que destacan Tàrrega, Balaguer, Mollerussa, Agramunt, Lleida e Igualada. Además de aumentar la tasa de desempleo de la provincia de Lleida, una de las más bajas de España, la crisis repercutirá en sectores tan diversos como la construcción, el transporte y la hostelería. 'Esta crisis la vamos a notar todos los negocios, pero de una forma especial el inmobiliario porque se estaban haciendo muchos pisos y no los podrán vender', afirma Silvia Millanes, de 33 años, desde detrás de la barra del Casal de Cervera. El bar es un punto de encuentro y debate donde los clientes opinan sobre temas de actualidad.

Ahora en Cervera todas las preocupaciones pasan por el futuro de los trabajadores de Lear. Hasta el mes de agosto, Silvia y su marido Teo trabajaron en la fábrica, pero les salió la oportunidad de explotar el casal y pidieron una excedencia de dos años. No se arrepienten, ya que la vida les va mucho mejor. 'Hemos tenido suerte', explica Silvia, 'porque con el bar nos ganamos la vida mejor que en Lear. Allí se cobraba poco y se trabajaba mucho'.

La planta de Lear llegó a tener unos 2.000 empleados, pero en los últimos años la plantilla ha quedado reducida a casi la mitad. Muchos trabajadores siguieron el camino de Silvia. Eso es lo que hizo Josep Rius, ex encargado de almacén en la antigua Mai. Un buen día le llamaron desde el departamento de personal y le ofrecieron un talón para que se marchara. Él aceptó y no se arrepiente porque ahora con su negocio como taxista vive mejor y no le manda nadie. 'A mis ex compañeros les animo y les pido que piensen que el mundo no se acaba en Lear. Cuando estás fuera ves que hay otras posibilidades'.

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