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Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça se anula en Mallorca

Los azulgrana desperdiciaron medio partido y cuatro ocasiones frente a un rival derrotado

Àngels Piñol

El Barça no pasó anoche de un triste empate en Son Moix, un resultado con sabor a fracaso. Rexach defiende siempre la tesis de que un punto no vale casi nada. Y con esa sensación regresó a Barcelona. Quizá pagó su pavorosa falta de ambición, su renuncia obsesiva al tridente, a dejar a Saviola en el banquillo durante medio partido.

MALLORCA 0| BARCELONA 0

Mallorca: Roa; Olaizola, Nadal, Niño, Miquel Soler; Campano, Marcos, Engonga, Paunovic (Ibagaza, m.45); Losada (Álvaro Novo, m.76) y Luque (Carlitos, m.91). Barcelona: Reina; Puyol, Christanval, Frank de Boer; Gabri, Rochemback (Saviola, m.49), Xavi (Motta, m.88), Cocu, Sergi; Kluivert y Rivaldo (Geovanni, m.66). Árbitro: Iturralde González, vasco. Mostró la tarjeta amarilla a Nadal y Christanval. Prácticamente lleno en Son Moix: más de 20.000 espectadores.

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Ante el Mallorca, los azulgrana ofrecieron un partido nulo en el primer tiempo y su reacción tras el descanso no les alcanzó para ganar por su alarmante falta de puntería. El pibito, Gabri y Geovanni fallaron tres ocasiones francas justo cuando el encuentro agonizaba. El empate dará algo de calma al Mallorca, un equipo fundido físicamente, en estado crítico. Pero no calmará en absoluto a los azulgrana, encantados hace cuatro días por acercarse al liderato y que hoy, en esta Liga tan apretada, deberán aguardar resultados para ver dónde acaban.

Son Moix siempre ha provocado pesadillas al Barça y esta vez decidió no sufrir. Pero volvió casi de vacío. Rexach repitió el mismo equipo que dispuso ante el Tenerife y la Real con tres defensas, cinco medios y Kluivert y Rivaldo en punta. La fórmula funcionó mal el miércoles y sólo se corrigió cuando Charly apostó por Saviola y el tridente. Pero el pibito fue otra vez el gran sacrificado. El Barça tuvo el balón pero su comodidad provocó un dominio estéril. No le sirvió de nada tener la pelota porque no tuvo delante a ningún equipo alegre: el Mallorca está en el pozo de la tabla y Kresic fue también a no perder. Una barrera de seis hombres empapeló a Roa como una tela de araña con el único objetivo de desbaratar cualquier opción azulgrana e impulsar algún contragolpe de Luque y Losada. El resultado fue un partido plano y un diálogo inexistente entre dos equipos conscientes de que una derrota reabriría la crisis de uno (el caso del Barça) o sangraría al otro (el Mallorca).

Fue como jugar al frontón: los azulgrana no encontraron el menor resquicio y apenas generaron peligro. Todo se quedó en intentos: Rivaldo, que superó un encontronazo con Nadal y estuvo a punto de retirarse (Saviola calentó inútilmente veinte minutos), intentó varias veces chuts lejanos. Igual que Kluivert, tan desasistido como el brasileño. El juego no se podía canalizar por el centro ni tampoco por las bandas porque Campano y Paunovic impidieron las internadas por las bandas de Gabri y Sergi. El Mallorca no lo hizo mejor que el Barça. Los dos equipos vivieron esperando un despiste de la zaga contraria, como cuando Roa desbarató a tiempo un contragolpe de Rivaldo o Reina otro de Luque tras un error de Cristanval.

El partido estaba en punto muerto y los dos técnicos decidieron removerlo tras el descanso. Kresic cumplió el deseo de la grada apostando por el creativo Ibagaza, a quien prefirió renunciar al principio por arrastrar una leve lesión. Rexach calcó entonces su reacción de hace pocos días: quitó a Rochemback, que acababa de hacer una durísima entrada a destiempo sobre Nadal, y apostó por Saviola. Y los equipos despertaron y el juego empezó a cobrar sentido y vida de portería a portería. La pelota ganó velocidad y metros. Rivaldo volvió a probarlo dos veces con dos remates desde fuera del área. Roa se la jugó parando uno de ellos con el pecho porque el rebote fue a parar a los pies de Saviola, que envió alto y fuera. El Mallorca no se quedó tampoco de brazos cruzados pero se topó con la solvencia de Reina, que hizo inútil una carrera de Luque. O con la concentración defensiva del Barça, que también desbarató otra veloz carrera de Ibagaza.

El tridente acabó jugando solo 18 minutos. Charly decidió revelar a Rivaldo (maltrecho por las lesiones) por Geovanni. Charly tardó demasiado tiempo a por el partido y sus jugadores tampoco actuaron con convicción. Todas las ocasiones se acumularon en la última media hora. La responsabilidad del gol cayó entonces en Saviola, que falló dos oportunidades claras al no coronar un contragolpe y errar un chut solo ante su compatriota. Pero la cosa se quedó ahí: el Mallorca acusó el desgaste físico y el Barça, muy lento, no despertó. Gabri, Kluivert y Geovanni pudieron marcar justo al final pero Roa y su escaso acierto dejaron el partido tan nulo como al principio.

Rivaldo dispara ante Engonga. Tras ellos, Ibagaza.
Rivaldo dispara ante Engonga. Tras ellos, Ibagaza.TOLO RAMÓN

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